He tenido la gran paciencia de asistir a la escenificación televisiva del acto sectario televisivo que demuestra la apuesta del sistema por el bipartidismo, castrando de paso la democracia, silenciando la pluralidad y negando la participación de otras organizaciones, de otras voces en el debate politico.
Los dos candidatos han expuesto sus planteamientos, en la gran mayoría ( y a pesar de la dialectica más o menos acalorada) coincidente. La extrema derecha y la social derecha se cogen de la mano para, desde la alternancia, plantear lo mismo, con diferentes mensajes y si queremos, con algunos matices ( libertades civiles, guiños a la izquierda, etc).
Este debate no sirve. Y no sirve porque un candidato ( el de la extrema derecha) se presenta ante la ciudadanía con el único argumento del demérito de de su adversario, y éste, con un lastre difícil de sobrellevar: una política de cesiones y concesiones al capitalismo internacional y sus diferentes esbirros institucionales ( BCE, FMI, BM...). La democracia, una vez más, queda como una palabra hueca y vacia.
El 20N, los ciudadanos no van a ir libremente a las urnas. No van a acudir a votar con conciencia, sino absolutamente condicionados. El condicionamiento es: o más de lo mismo u otra cosa ( sin concretar). Hay mucho trabajo por hacer. Cuando muchos y muchas trabajadoras aplauden el cambio de forma acrítica y sin reflexionar sobre las consecuencias que supone la consolidación de éste perverso bipartidismo, la tarea de la izquierda en la construcción de un proyecto político y social es ardua y complicada, pero necesaria.
Salud y Socialismo.
Los dos candidatos han expuesto sus planteamientos, en la gran mayoría ( y a pesar de la dialectica más o menos acalorada) coincidente. La extrema derecha y la social derecha se cogen de la mano para, desde la alternancia, plantear lo mismo, con diferentes mensajes y si queremos, con algunos matices ( libertades civiles, guiños a la izquierda, etc).
Este debate no sirve. Y no sirve porque un candidato ( el de la extrema derecha) se presenta ante la ciudadanía con el único argumento del demérito de de su adversario, y éste, con un lastre difícil de sobrellevar: una política de cesiones y concesiones al capitalismo internacional y sus diferentes esbirros institucionales ( BCE, FMI, BM...). La democracia, una vez más, queda como una palabra hueca y vacia.
El 20N, los ciudadanos no van a ir libremente a las urnas. No van a acudir a votar con conciencia, sino absolutamente condicionados. El condicionamiento es: o más de lo mismo u otra cosa ( sin concretar). Hay mucho trabajo por hacer. Cuando muchos y muchas trabajadoras aplauden el cambio de forma acrítica y sin reflexionar sobre las consecuencias que supone la consolidación de éste perverso bipartidismo, la tarea de la izquierda en la construcción de un proyecto político y social es ardua y complicada, pero necesaria.
Salud y Socialismo.
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