La derecha, pese al respaldo de un amplio sector de la sociedad, se niega a convertirse, a transformarse en un partido conservador más o menos moderno. Se ancla en posiciones reaccionarias y excluyentes, negándo la democracia que tanto dice defender.
Negarse a hablar con una formación política no es ni digno ni decente pero, ¿que se puede esperar de una organización que en su mayoría añora los tiempos de la plaza de oriente y el palio eclesiastico?.
AMAIUR representa a un amplio sector del pueblo vasco y, si a uno se le llena la boca de expresiones del tipo de "gobernaremos para todos", éste sector también está incluido.
El escozor de no haber sido ellos los que llegasen a gestionar el final de la lucha armada, les hace enrocase, junto a asociaciones sectoriales de victimas rencorosas y vengativas, en una política que en nada va a beneficiar el camino abierto en la pacificación de Euskalerria. Deben hablar, y hablarán, porque les guste o no, AMAIUR tiene un grupo parlamentario propio y, les guste o no, esto quiere decir que la apuesta por un escenario de paz en Euskadi es irreversible.
Negarse a hablar con una formación política no es ni digno ni decente pero, ¿que se puede esperar de una organización que en su mayoría añora los tiempos de la plaza de oriente y el palio eclesiastico?.
AMAIUR representa a un amplio sector del pueblo vasco y, si a uno se le llena la boca de expresiones del tipo de "gobernaremos para todos", éste sector también está incluido.
El escozor de no haber sido ellos los que llegasen a gestionar el final de la lucha armada, les hace enrocase, junto a asociaciones sectoriales de victimas rencorosas y vengativas, en una política que en nada va a beneficiar el camino abierto en la pacificación de Euskalerria. Deben hablar, y hablarán, porque les guste o no, AMAIUR tiene un grupo parlamentario propio y, les guste o no, esto quiere decir que la apuesta por un escenario de paz en Euskadi es irreversible.
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