Las fuerzas políticas a la izquierda de la derecha (no todas son realmente de izquierdas, ni por sus practicas ni por sus programas, aunque éstos estén "embellecidos" con una jerga progresista) sumarán más votos, pero, ¿para qué?.
Esa pregunta se la deberían hacer muchos valencianos y valencianas que piensan en votar a éste o aquel partido, a pesar de seguir pensando que un bloque progresista sería lo ideal. Frases como la de " la derecha siempre va junta y la izquierda nunca", que aunque tengan un fundamento histórico, deberían provocar la reflexión tanto de ciudadanos y ciudadanas como de militantes de los diferentes partidos.
La búsqueda del "chiringuito" particular, incluso del "sorpasso", es una ilusión que para nada sirve a la ciudadanía. Lo que en verdad sería útil sería el acuerdo programático para desbancar de una vez a la derecha más reaccionaria del Estado Español y poner en marcha un proyecto donde los valores y no los gestos, donde los programas y las políticas y no las declaraciones y la foto, fueran lo importante.
Yo, desde mi humilde posición de ciudadano crítico de izquierdas animo a todos los militantes a dejar de mirarse el ombligo-urna y a pensar de forma colectiva. Quizá si dejamos el ego personal, si se planteasen listas abiertas conjuntas para que los y las ciudadanos y ciudadanas pudiéramos expresarnos, si el programa común se expusiese a la ciudadanía, a sus propuestas, críticas y aportaciones, entonces, y solo quizá, la política en el País Valenciano podría tener futuro más allá de la propia política tal y como la entendemos en la actualidad.
Un programa común y un proyecto común de sociedad no tiene porque favorecer el "canibalismo" político, la anexión o la fagocitación. Tampoco la aniquilación del adversario electoral. Cada cual debe tener su espacio, porque la izquierda es plural, transformadora, rica en ideas y solidaria. Si se practicara en vez de predicar tanto, posiblemente estaríamos hablando en un tono diferente dentro de dos años y, siempre de una actitud crítica ( el conformismo acomodaticio, y la auto satisfacción solo nos llevarían al enésimo fracaso y a refundar a la derecha, más si cabe) arrimando el hombro en un proyecto de verdadera transformación, sin medias tintas.
Esa pregunta se la deberían hacer muchos valencianos y valencianas que piensan en votar a éste o aquel partido, a pesar de seguir pensando que un bloque progresista sería lo ideal. Frases como la de " la derecha siempre va junta y la izquierda nunca", que aunque tengan un fundamento histórico, deberían provocar la reflexión tanto de ciudadanos y ciudadanas como de militantes de los diferentes partidos.
La búsqueda del "chiringuito" particular, incluso del "sorpasso", es una ilusión que para nada sirve a la ciudadanía. Lo que en verdad sería útil sería el acuerdo programático para desbancar de una vez a la derecha más reaccionaria del Estado Español y poner en marcha un proyecto donde los valores y no los gestos, donde los programas y las políticas y no las declaraciones y la foto, fueran lo importante.
Yo, desde mi humilde posición de ciudadano crítico de izquierdas animo a todos los militantes a dejar de mirarse el ombligo-urna y a pensar de forma colectiva. Quizá si dejamos el ego personal, si se planteasen listas abiertas conjuntas para que los y las ciudadanos y ciudadanas pudiéramos expresarnos, si el programa común se expusiese a la ciudadanía, a sus propuestas, críticas y aportaciones, entonces, y solo quizá, la política en el País Valenciano podría tener futuro más allá de la propia política tal y como la entendemos en la actualidad.
Un programa común y un proyecto común de sociedad no tiene porque favorecer el "canibalismo" político, la anexión o la fagocitación. Tampoco la aniquilación del adversario electoral. Cada cual debe tener su espacio, porque la izquierda es plural, transformadora, rica en ideas y solidaria. Si se practicara en vez de predicar tanto, posiblemente estaríamos hablando en un tono diferente dentro de dos años y, siempre de una actitud crítica ( el conformismo acomodaticio, y la auto satisfacción solo nos llevarían al enésimo fracaso y a refundar a la derecha, más si cabe) arrimando el hombro en un proyecto de verdadera transformación, sin medias tintas.
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