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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

viernes, 10 de abril de 2009

IGLESIA Y POLÍTICA


En la mañana del 18 de julio de 1936 se produjo el golpe de estado militar que tres años después tendría como consecuencia el exilio del gobierno de la II Republica y el posterior régimen dictatorial del general Francisco Franco. Cuatro décadas de represión, que sin duda alguna beneficio a algunos y perjudico a la inmensa mayoría de los españoles.
Este es un hecho que forma parte de nuestra historia, reconocido como tal en todo el mundo, pero que a fecha de hoy, 73 años después, algunos se empeñan en darle otra interpretación. Visto así, las interpretaciones son múltiples, tal y como si de una lectura simplona de la Biblia se tratase, acuñándolo como Alzamiento Nacional u otros nominativos, intentando todos ellos encontrar una justificación a lo realmente sucedido que alivie las similitudes que si se atreven a calificar de genocidios y actos de barbarie sucedidos en otros países y que a fecha de hoy se encuentran juzgados o en vías de ejecución judicial.
Afortunadamente con el paso de los años y con la perdida del miedo por parte de testimonios vivos de los hechos, salen a la luz diferentes informaciones que arrojan distintas vías de investigación histórica que permiten establecer claramente que en ningún caso el golpe militar hubiese triunfado, de hecho se produjo un estrepitoso fracaso en los momentos iniciales, para terminar triunfando con el apoyo del eje Berlín-Roma-Tokio, permitiendo que las tropas insurgentes de Marruecos llegasen a la península, apoyando al ejercito fascista desde muchísimo antes con un trabajo de inteligencia militar, utilizando nuestro país como campo de pruebas para lo que sin duda alguna sucedió posteriormente en Europa y el resto del mundo.
Todo esto sucedió con el beneplácito de los países europeos, principalmente Francia e Inglaterra, ambos miraron hacia otro lado, puesto que realmente nunca vieron con buenos ojos al gobierno del Frente Popular, acusando a sus medidas sociales, en un país devastado por la miseria y la hambruna, como de medidas unidas a las tomadas en la U.R.S.S.
Enorme favor el realizado por estos países al fascismo, tal y como se recoge en los testimonios del propio Winston Churchill, quien si reconoció su error al no apoyar a un gobierno totalmente legitimo que defendía los intereses de un pueblo históricamente oprimido por la iglesia, el ejercito y los terratenientes.
Años después, el Vaticano, con su máximo representante a la cabeza, pidió perdón por su actitud durante la II Guerra Mundial, y a diferencia de este arrepentimiento publico, respecto a nuestra Guerra Civil, nos encontramos con las recientes beatificaciones de lo que han denominado como mártires del marxismo y de la persecución religiosa en España de la década de los 30.
Considero que podemos esperar sentados, recostados e inclusive durmiendo una placida siesta a que nuestra iglesia, la española, pida perdón o tan siquiera disculpas, no ya por su actitud durante el gobierno de la II Republica, sino por su comportamiento durante la Guerra Civil y las posteriores cuatro décadas de represión fascista en nuestro país, con miles de ejecutados, perseguidos y damnificados, sin que esta santa iglesia moviese uno de sus dedos para ayudar a esta amplia parte de nuestra sociedad.
Nuevamente la iglesia nos amenaza, a todo un estado de derecho, con manifestaciones ante la aprobación de leyes que consideran indignas para los católicos, pero que no reparan en la cuenta que no son leyes de obligado cumplimiento, que no obligan a nadie a casarse con otra persona del mismo sexo, que no obliga a nadie a abortar si no lo desea, sino que simplemente dan ordenación a unos hechos que ya están sucediendo y a los que hay que dotar de una reglamentación jurídica.
Clamo al cielo, si es que realmente hay alguien, interceda en pro de que nuestra iglesia se relaje, y a imagen y semejanza de lo que sucede en Europa, permita a los políticos realizar sus funciones como tales sin presiones de colectivos ajenos a la política, o por el contrario, se constituyan en partido político, experiencia no les falta, ya en su día, en la década de los 30 fomentaron y formaron parte de la C.E.D.A, pero claro esta que el resultado no fue precisamente digno de repetir y es más fácil alentar a las masas sin asumir responsabilidades.

elplural.com abril 2009

Vicente SepulcreDiplomado en Ciencias Empresariales.

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