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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

miércoles, 27 de marzo de 2013

LEED MALDITOS ( con perdón)

El libro de Clara Valverde, NO NOS LO CREEMOS, ha causado en mi y en cuantos lo hemos leído un efecto de cabreo inmediato. No por lo obvio (obvio para algunos de los que estamos vinculados de un modo u otro a la lucha contra la dictadura electoral bipartidista), pero si porque en él se plasma una realidad que debieran conocer todos y que, a fuerza de sentarnos frente a la caja tonta, ignoramos.

PUEDEN PORQUE AÚN LES CREEMOS.
Evidentemente, las palabras no son neutras. La construcción de una opinión se fragua en una estrategia absolutamente planificada y sustentada por los "garantes" de la libertad de prensa: la caverna mediática de la derecha social y económica. Se mantienen políticas injustas y se imponen medidas políticas que profundizan en la pobreza económica, social y cultural  a través de palabras, frases y opiniones ( supuestas) que, repetidas hasta la saciedad, se convierten en verdaderos axiomas de lo incuestionable: el sistema en el que vivimos es el único posible y, por consiguiente, nosotros, que tenemos la responsabilidad y la legitimidad, somos los únicos que sabemos  y podemos aplicar medidas por el bien común. Pero el patrimonio del bien común no es de nadie, y menos de aquellos a los que el sistema post franquista designó como garantes de los privilegios de una nueva clase: la política.

Utilizan (como dice Clara Valverde)  el lenguaje de una forma perversa para apoderarse de nuestra ignorancia y conducirnos, cual rebaño desorientado, hacia el lugar que ellos han decidido que debemos ocupar. El lenguaje neoliberal, a través de una estrategia no menos perversa, nos hace culpables a todos y a todas de la situación: a los ricos, a los pobres, a la banca y a los trabajadores. Estoy harto de escuchar aquello de "hay que ser responsables, con los tiempos que corren, es necesario y no hay otra solución...". El miedo y la duda que siembran hace fraguar la idea de que lo que se hace es bueno y necesario y que, con el "buen hacer de los que saben", ya saldremos del agujero. Y no saldremos de ese agujero en el que ellos nos han metido, a menos que nos revelemos contra sus estrategias, a menos que empecemos a ser críticos con lo que escuchamos y oímos y, reconduciendo la ira que en privado nos producen las estupideces que escuchamos, nos rebelemos y organicemos para luchar juntos, para extender el necesario espíritu crítico que precisa toda sociedad que se precie como avanzada o civilizada.

HAY QUE DAR GRACIAS...

¿A quien hay que dar gracias?. ¿Acaso los trabajadores y trabajadoras públicos deben dar gracias por un puesto de trabajo que otros despreciaron no hace mucho?. ¿Acaso los trabajadores y trabajadoras públicos deben dar gracias por la independencia que les garantiza su estatus laboral ( no estar expuestos al capricho de los políticos garantiza la profesionalidad y la independencia)?. ¿Acaso el trabajado precarizado debe dar gracias por subsistir, por encerrarse en su celda a la espera que el despido y, por consiguiente la miseria pase de largo?. No debemos dar gracias por nada, pues nada tenemos que agradecer a nadie. Ni somos culpables ni somos la causa: somos las victimas, y eso es algo que hay que insertar en la conciencia colectiva, pues de lo contrario, uno de los principales objetivos del discurso neoliberal ( "hay que ganar menos para ser más competitivos, hay que apretarse el cinturón, hay que confiar...") habrá triunfado: seremos esclavos.

Y seguiré comentando partes de éste libro pues, si todos y todas sabemos el origen de la crisis, no todos somos conscientes de la manipulación mediática e informativa a la que estamos siendo sometidos de forma directa o subliminal. Crear y potenciar el debate, la discusión y el razonamiento crítico nos hará más independientes y, por consiguiente, más libres para luchar contra el enemigo común de la clase trabajadora: el capitalismo.

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