Este fin de semana sigue la precampaña. El PsoE celebra una conferencia política donde "participan" colectivos sociales (¿cuales, quién los ha elegido?) y compromisarios elegidos en función del peso de las familias y clanes que subsisten en el Partido del que Pablo Iglesias se avergonzaría. La extrema derecha se concentra en su feudo: Valencia. Donde la Alcaldesa se retuerce de placer ante las palabras de su líder al que mira con arrobo. En definitiva, el enésimo acto del discurso único del bipartidismo. ¿No hay más voces que, hagando de lo mismo digan algo diferente?. Seguro que sí, pero no tienen espacio en la estructura construida por el PPsoE para mayor gloria de la "alternancia".
Rubalcaba plantea tres propuestas para resolver el déficit de la sanidad: incremento de impuestos indirectos, que las aseguradoras paguen lo que tienen que pagar y suprimir las exenciones fiscales a los seguros médicos. Son propuestas lógicas pero que olvidan una cuestión fundamental: los conciertos sanitarios.
Estos acuerdos con la sanidad privada deben suprimirse y destinar progresiva y definitivamente los fondos públicos a la sanidad pública ( al igual que en educación). Hay que incrementar impuestos a la sanidad privada pues es la utilizada por quien tiene dinero para pagarla y, ya que no quieren utilizar la pública, deben aportar su parte solidaria. Y sobre todo, hay que impedir por ley cualquier privatización en el sector de la sanidad: construir hospitales y ambulatorios con fondos públicos para que sean gestionados por entidades privadas, debe ser algo que esté regulado a nivel estatal, rescatando, si así es necesario, algunas competencias hoy en manos de las comunidades autonómonas para así asegurar la igualdad en el derecho a una salud pública y de calidad en la totalidad del Estado.
Como decía, en Valencia, la extrema derecha con aspecto civilizado se reune para hablar de....nada. Un discurso vacío, absolutamente retórico y donde las propuestas ( como es habitual) brillan por su ausencia. Palabras vacías que son capaces de llenar horas de discurso, aplausos y regodeo ante las buenas expectativas electorales.
Es necesario que las voces alternativas, los discursos transformadores entren en el debate y hagan llegar su mensaje. Otra política es posible, sin beneficios ni privilegios hacia el clan político, donde la economía esté al servicio del ciudadano y donde éste asuma su papel como eje transformador de la sociedad, rompiendo la dinámica que atribuye a la ciudadanía el único papel de consumidor resignado. Es necesario que otros discursos atraviesen con fuerza el oficial, que remuevan conciencias y provoquen reflexión en una clase trabajadora y en una ciudadanía en general absolutamente anestesiada.
Pongamos en marcha iniciativas pedagógicas que nos ayuden a reconstruir un bloque no coyuntural de organizaciones políticas de la izquierda revolucionaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario