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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

PACTO A LA ALEMANA.

Los conservadores y la socialdemocracia alemana se han puesto de acuerdo para gobernar juntos. Muchas voces se lamentan de que en España ésto no pueda ser una realidad y claman por un pacto de "salvación nacional" que "aúne esfuerzos" y, de paso, arroje a la papelera de reciclaje las mínimas diferencias que todavía puedan existir entre los proyectos de la derecha gobernante y la social derecha representada por la socialdemocracia española.
Muchas cosas son las que hacen, no inviable, pero si de difícil copia el pacto a la alemana. En primer lugar la derecha alemana es una derecha civilizada a diferencia de la española. No tiene ataduras morales ni mucho menos políticas con la iglesia, ni con más poderes fácticos que el mercado. La derecha alemana no es sospechosa de añorar otro régimen que no sea el de la democracia electoral, a diferencia de la española.
Por otro lado, la socialdemocracia alemana, fue la pionera en entregar gran parte de su ideología por el poder ( algo que todavía hace). En Alemania no se habla del fin de las ideologías porque la socialdemocracia ya se encargó de enterrar cualquier atisbo de diferencia, salvo pequeños detalles que son los que permiten que, todavía, se presenten en listas diferenciadas. En mi opinión es un pacto para seguir repartiéndose las cuotas de poder que cada uno pueda tener en una sociedad que, aunque avanzada y civilizada, ha perdido ( al igual que en la mayoría de países) la conciencia colectiva y de clase, en beneficio de la subsistencia impuesta.
Evidentemente habrá que ver el programa de la coalición, pero poco diferirá de la actual política que Alemania ejerce en la Unión Europea con mano y mercado de hierro.
En España, la derecha es absoluta y rotundamente incivilizada. Añora, en su fuero interno y en demasiados casos en el externo, regímenes criminales, pero que al fin y al cabo, son el tuétano de lo que es la actual derecha. Mantienen estrechos lazos con poderes fácticos ( a parte del fetiche mercado) siendo la peineta y la mantilla el uniforme preferido de la sección femenina. No ha condenado los cuarenta años de fascismo asesino ( algo que en Alemania a nadie se le ocurriría no hacer) y, desde esa pose moderna y bien vestida, llevan en su pigmento el rancio olor a señorito engominado.
Yo consideraría un pacto entre la derecha y la social derecha como algo evidentemente anti natura ( porque sigo pensando que en las filas del PsoE todavía quedan socialistas), pero no sorprendente: los acuerdos para repartirse el poder bipartidista están a la orden del día, eso sí, solapados de "interés nacional". Si me sorprendería que la socialdemocracia española aceptase un acuerdo de mínimos, porque la derecha lo mínimo que exige es la sangre de su interlocutor, y porque la base electoral y social que todavía mantiene el PsoE jamás lo entendería.
Lxs que añoran y lloriquean por los rincones pidiendo un pacto a la alemana, ni saben ni comprende. Entienden la política como una mera gestión, aunque no lo es. El gobernar no es un acto aséptico: es un ejercicio ideológico, por lo que acuerdos de salvación nacional de transversalidad ideológica no caben con la derecha post franquista, aunque muchos y muchas lo desearían, lo que significaría el entierro definitivo del ideario social demócrata que, aunque en débilmente, todavía se atisba aunque solo sea en el discurso.

Firma del pacto. Mólotov está a punto de firmar. 
Ribbentrop está detrás de él, con los ojos cerrados y 
con Stalin a su izquierda.

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