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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El largo pasillo del centro

Lo dijo un histórico social demócrata español, Alfonso Guerra: el centro es un largo pasillo donde todas las puertas dan a la derecha. Evidentemente, es una afirmación que merece un análisis, que hasta el día ni sus mismos compañerxs de partido han hecho ( dada la tendencia a situarse en posiciones equidistantes de la izquierda y la derecha, o en esa entelequia que es el centro izquierda).
Ser de centro derecha es normal. Con un discurso que, aunque falaz, tiene repercusión en la opinión pública ( gracias, no olvidemos, a la resonancia que tienen los medios de persuasión y creación de opinión de la derecha editorial). Con una practica claramente de derechas más que conservadora (entendida al corte europeo), y con unos vínculos con el régimen criminal todavía demasiado evidentes, para la derecha neofranquista es fácil situarse en esa equidistancia.
Para la izquierda social demócrata no es tan fácil.
Su estrategia de llegar al poder sumando votos de oportunidad, ha desvirtuado y hecho poco creíble su papel como organización política. La hipoteca que está todavía pagando la social democracia se acentúa cada vez que consiguen auparse al poder: las contradicciones entre el discurso y la practica política de gobierno los devoran.
No obstante, para algunas organizaciones de nuevo cuño, es fácil situarse en esa entelequia política que es el centro. Para los "magenta" de UPyD, no sólo es cómodo, sino que también está siendo práctico.
Con un discurso abiertamente "españolista" ( entendido como defensa de la centralidad frente a cualquier descentralización pseudofederalista), con una estrategia de pactos cambiante y oscilante en función, no de programas y sí de intereses electorales, se está situando como un referente para una gran (demasiado) parte de la sociedad. Esa sociedad desidologizada para los que la clase política no es más que un problema y los partidos un nido de víboras ( sin que les falte razón en la conclusión aunque la reflexión esté repleta de errores y coletillas en exceso repetitivas). Esa sociedad que dice no querer políticos, sino gestores. Que renuncia a cualquier cambio en favor de un discurso facilón que, un día defiende los servicios públicos y al siguiente la gestión privada, que un día defiende las políticas de protección social y al día siguiente las califica de limosna propiciatoria del voto cautivo.
Al igual que la extrema-extrema derecha ( dos veces extrema, porque, al menos, la gobernante esconde las banderas golpistas), tiene un discurso que en demasiadas ocasiones ralla la xenofobia, pasando de puntillas sobre esa delgada línea que es el nacionalismo recalcitrante españolista.
Pero todo no son debes. Algún haber tienen: la oportunidad. La lideresa de esa formación, utiliza un discurso ágil y pegadizo. Su propia personalidad, fraguada en años de trabajo en las instituciones públicas en representación del PsoE, centra un proyecto que todavía nadie conoce en profundidad. Las acusaciones de pucherazos en los congresos y cónclaves regionales del partido, los sectores disconformes con el personalismo que se imprime en la formación magenta y otros "chascarrillos", hacen de éste partido una opción, como mínimo, poco fiable ( siempre en mi opinión).
Una prueba de que el centro es en exceso débil en cuanto a equilibrios, lo tenemos en El Campello, donde un partido proveniente de la UPyD ha optado definitivamente por aliarse con la derecha a riesgo incluso de desaparecer como opción política. El poder es el poder y tiene un atractivo por si mismo que personalmente no entiendo, si no es para influir directamente en la vida de lxs trabajadorxs.
Y concluyo. Mi desconfianza ante éstas organizaciones sin ideologia ( ellos afirman que carecen de lastres, entendiendo lastre las ideas) es casi la misma que tengo en opciones políticas nacionalistas que, tras un discurso progresista o más o menos de izquierda oportunista, pretende plantarse en el poder sin un proyecto definido, a excepción del folclore y determinadas reivindicaciones sectoriales.

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