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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

lunes, 13 de enero de 2014

ALTERNANCIA, ALTERNANCIA...

Hay encuestas para todos los gustos. Evidentemente, todo depende del diseño técnico de la consulta. Todo depende de la orientación que quiera darse a los cuestionarios y que objetivos persiga la encuesta. No obstante, son instrumentos relativamente útiles para conocer el sentimiento social de forma puntual, aunque la relevancia de las mismas estas, en mi opinión, se sobredimensiona en exceso.
Que el PsoE vaya por delante en las encuestas ( o en algunas) es algo normal a la vista de la deriva del gobierno de la derecha. No porque la ciudadanía haya visto en el PsoE la solución a problemas de los que éste partido también ha sido y es parte.
Si el PsoE va por delante en las encuestas, ¿significa que ganaría las elecciones?. No. Simplemente se expresa de ésta manera el descontento de una ciudadanía que, pese a la extrema situación, todavía no ha tomado la responsabilidad de su propio futuro, y sigue esperando "decisiones" por parte de aquellos en los que delegó en voto, y en demasiados casos también su vida.
La alternancia, perversidad propiciada por una ley electoral injusta y poco democrática, beneficia la concentración de voto en los partidos denominados por el sistema como de "gobierno". Y es que este mismo sistema encuadra a las formaciones políticas en función, no de su apoyo en las urnas, sino de sus resultados generales.
Que un partido como IU, que obtiene casi dos millones de votos, tenga la misma representación que CIU con una décima parte del apoyo electoral, es una de las paradojas del sistema. Por lo tanto, la subida que concretamente ésta formación pueda obtener, está lastrado por una ley que no representa, a nivel estatal, la decisión de de la ciudadanía.
No obstante, y dejando de lado la Ley d'Hom, quiero expresar mi tristeza por la escasa transferencia de votos desde un errático PsoE hacia la izquierda. Parece que la ciudadanía, depauperada social y economicamente no haya tomado todavía conciencia de la necesidad de un proyecto de clase, y siga confiada en el interclasismo como la panacea para recuperar su estatus pasado. La realidad es que esa clase media a la que tanto se hace referencia, únicamente expresaba una situación pasajera respecto a los recursos económicos coyunturales y la posibilidad de adquirir bienes; no expresaba el verdadero carácter que en la situación actual se expresa con virulencia: la lucha entre la clase trabajadora, desposeída de derechos y la clase poseedora de medios y, por lo tanto, hegemónica.
Pero centrándonos en el asunto de la alternancia, de nada va a servir al PsoE ( aunque si a sus élites dirigentes) volver al poder. Y no le va a servir de nada, pues su desnaturalización ideológica no propiciará el cambio profundo que la sociedad necesita en todos los aspectos de la vida colectiva (derechos sociales, económicos y valores), sino un nuevo trasiego de cargos públicos, discursos y gestos para seguir escenificando una diferencia que realmente no existe en el ámbito institucional, aunque si en las bases.
Ni las conferencias políticas, ni los gestos hacia la galería mediática van a servir de instrumento de cambio. Solo, un debate autocrítico y la recuperación de los valores éticos e ideológicos del socialismo español serán verdaderamente útiles a una clase trabajadora, descreida, desilusionada, desideologizada y aterrorizada por las políticas neoliberales, que parecen que no va a cambiar sustancialmente y que sería lo que verdaderamente marcaría la línea entre un proyecto nacional católico y otro federal cívico.

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