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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

martes, 11 de marzo de 2014

11M, RECUERDO DE LA IGNOMINIA.

Artículo 9 Ley Orgánica 6/2002 de 27 de junio de Partidos Políticos.

c) Complementar y apoyar políticamente la acción de organizaciones terroristas para la consecución de sus fines de subvertir el orden constitucional o alterar gravemente la paz pública, tratando de someter a un clima de terror a los poderes públicos, a determinadas personas o grupos de la sociedad o a la población en general, o contribuir a multiplicar los efectos de la violencia terrorista y del miedo y la intimidación generada por la misma.

2. Un partido político será declarado ilegal cuando su actividad vulnere los principios democráticos, particularmente cuando con la misma persiga deteriorar o destruir el régimen de libertades o imposibilitar o eliminar el sistema democrático, mediante alguna de las siguientes conductas, realizadas de forma reiterada y grave:

Artículo 9.3

d) Utilizar como instrumentos de la actividad del partido, conjuntamente con los propios o en sustitución de los mismos, símbolos, mensajes o elementos que representen o se identifiquen con el terrorismo o la violencia y con las conductas asociadas al mismo.

i)                   Dar cobertura a las acciones de desorden, intimidación o coacción social vinculadas al terrorismo o la violencia.

Una lectura desinteresada de la Ley, nos conducirá a determinar deducciones concretas de fácil aplicación a la realidad. Todo ello y que, junto con la lectura, nos planteemos las preguntas oportunas sobre su articulado y los acontecimientos que se vienen produciendo desde hace años en la política española.

De esa lectura, personalmente extraigo la conclusión de que, el partido de la derecha que gobernaba España en 2004, el 11 de marzo cometió, utilizando la legitimidad del poder, presuntos delitos que deberían haberse juzgado e investigado junto con los terribles acontecimientos que ese día sacudieron la vida de éste país. La mentira y la manipulación llegaron a tal extremo que, de forma inmediata los tribunales tendrían que haber abierto diligencias contra los miembros del gobierno de la ignominia. Pero eso no se hizo, al contrario; se inició y amplió ( a los medios llamados “conservadores” cuando su definición a partir de ese momento tendría que haber sido “involucionistas”) la campaña de intoxicación que, desgraciadamente ha llegado hasta nuestros días. Dirigentes actuales del partido de la ignominia se permiten el lujo, después de haberse celebrado un juicio con su consiguiente sentencia, de seguir cuestionando los sucesos, dejando puertas abiertas a la teoría de la conspiración. Los que conspiraron para sacar rédito político fueron ellos, y los que siguen conspirando desde unas estructuras orgánicas constantemente sacudidas por la corrupción y la mentira, son ellos.


Creo que la sociedad no debe olvidar ni pasar página. Las victimas no fueron tratadas como a otras de otros conflictos y atentados, las familias siguen sufriendo el olvido al no haber dejado que las manipulasen. Eso, en un país que se autodefine como democrático y de derecho, no es normal, y la anormalidad no puede, ni ser olvidada, ni ser justificada, ni ser arrinconada en beneficio de otros intereses coyunturales. Los que manipularon y mintieron, siguen ostentando cargos ( incluso el de Presidente del Gobierno) y eso es una mancha que solo se borraría aplicando la ley con todas sus consecuencias.

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