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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

sábado, 15 de marzo de 2014

SOBRE EL CONSEJO DE CIUDAD

La Señora Lola Chacón ha publicado un artículo de opinión en La Illeta sobre el “olvido”, por parte del Gobierno Municipal, de crear el Consejo de Ciudad. La autora del artículo argumenta, acertadamente, que la participación es necesaria para la “comunicación directa” entre políticos y ciudadanos ( distinción que no comparto pues, en el ámbito local, el considerar a los políticos como un subgrupo, dentro de la estructura social, es aceptar que “pertenecen” a una clase diferente; en todo caso, representados y representantes podría ajustarse mejor a los objetivos que persigue la autora del artículo).

Es evidente que las vías de comunicación no pueden restringirse únicamente a los períodos electorales, aunque la realidad sea ésta. La sociedad se está revelando contra éste tipo de democracia al haberse demostrado como “perniciosa” para la calidad misma del sistema que pretende reproducirse a través, únicamente del voto. Pero me gustaría apuntar que éste organismo que se reivindica con vehemencia no es el paradigma de las soluciones a un problema que, en mi opinión, parte de la actitud misma de los cargos públicos que nos representan: la simplificación que éstos hacen de la política local la vacía de contenido, centrándose únicamente en la gestión como ideario de funcionamiento. En primer lugar considero que se deben dar los instrumentos a la ciudadanía para ejercer de forma responsable y, por lo tanto eficaz, la participación en la gestión municipal. Esos instrumentos parten de una estructura básica que fue ideada ( y creada, aunque disuelta por el gobierno municipal dejándola morir de “inanición”) para propiciar la participación sectorial: los consejos sectoriales. Estos órganos consultivos de participación sectorial culminaban ( o al menos esa era la intención) en un consejo que, sin denominarse así, bien podría ser el de ciudad: los miembros participantes en los consejos sectoriales designaban vocales a ese Consejo de Ciudad. O lo que es lo mismo ( y sigue siendo una opinión): horizontalizar la participación, creando hábitos.

Considero que la participación es imprescindible, pero ésta requiere de unas condiciones que considero que no se dan: conceptos como el de corresponsabilidad y solidaridad deben ser los que primen frente a la confrontación micro territorial ( que no es más que otra forma de “localismo” sui generis del mismo tipo que los idearios nacionalistas cuya base es el sentido de pertenencia dentro de un nuevo imaginario social desestructurado). De lo contrario, considero que se convertirían en órganos de reclamación de carácter sectorial ( de un barrio, de una calle…).

Estando de acuerdo con la redactora del artículo, simplemente apuntar que, desde el exiguo movimiento vecinal ( no por su número, pero si por la ausencia de principios colectivos) se debería promover, desde la plataforma existente, un Consejo Ciudadano paralelo que comenzase a caminar en los objetivos de participar colectivamente. Un buen instrumento inmediato pueden ser los presupuestos municipales, que siendo en la actualidad un mero instrumento administrativo, podría convertirse en una herramienta democrática de participación.


Finalmente me gustaría señalar que, la participación, siendo una necesidad perentoria de cara a reconfigurar la democracia local, no puede ni debe convertirse en un “fetiche” sin sentido de conjunto; sin sentido colectivo. Si esto sucede, no podríamos hablar de participación, sino simple y llanamente de la constitución de “lobies” de barrio, distrito, etc. 

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