Que DRY y el 15M han despertado en muchos y muchas ese espíritu libertario, donde la acción directa, el apoyo mutuo y el asamblearismo sustituyen las petrificadas estructuras partidarias, es evidente. Que ha suscitado simpatías y adhesiones, es una evidencia. Pero , de ahí, a sustituir a los partidos y sindicatos de clase, va un abismo.
Creo que el movimiento se demuestra andando, y tanto el 15M como DRY han demostrado su incapacidad para ir más allá, para concretar las reivindicaciones a las que se han sumado ( nos hemos sumado) muchos y muchas hombres y mujeres de izquierdas por suponer, no un descubrimiento, sino una constatación de que nuestras ideas eran compartidas por otros y otras muchos y muchas.
Si se pide una reforma de la Ley Electoral, es porque se quiere un sistema proporcional que nos represente a los que formamos parte de las minorías. Si se pide una apertura de las estructuras de los partidos y organizaciones políticas y sindicales, es porque se cree en su utilidad, pero con un funcionamiento verdaderamente democrático. Lo que no se puede hacer es, desde detrás de la pancarta, dejar a salvo la “pureza” del movimiento, rechazando el ofrecimiento ( discutible, pero eso es otra cuestión) de un partido o de una organización política de integrar miembros del movimiento en las listas electorales: si hay que cambiar algo, ha de ser congeniando la acción popular con la acción política desde los partidos y organizaciones. Desde la transformación de esos partidos y organizaciones en órganos abiertos y horizontales, y no desde el rechazo soberbio de NO NOS REPRESENTAN. ¿Quién representa entonces a ese movimiento, no sería motivo de un debate en Asamblea el hecho de que algunos partidos hayan decidido integrar, no solo propuestas sino miembros del movimiento en las listas, no sería motivo de un consenso la respuesta a ese partido u organización?.
No quiero recurrir a comparaciones, pero me trae a la memoria la situación de enfrentamiento que se produjo en las filas republicanas entre socialistas(etapistas), socialistas revolucionarios, comunistas ( de todo tipo de pelaje, incluidos los estalinistas) y anarquistas ( que al final, dada la coyuntura de defensa del estado proletario no tuvieron más remedio que participar en el gobierno republicano). Y esa actitud de “preservación de la esencia” no trae más que mayor atomización y la apertura de un extraordinario flujo oportunista para hacerse con los favores de un movimiento que, rechazando el dialogo con los partidos tradicionales, se niegan a transformarlos ( desde dentro o desde fuera constituyendo comisiones de cooperación, por ejemplo).
Es evidente que nuestro sistema ha fallado, como no podría ser de otra manera pues está basado en la injusticia y en la existencia de privilegiados y marginados, de ricos muy ricos y pobres subsistentes. Pero cuando nos planteamos una revolución democrática, no podemos cerrar la puerta a ninguna propuesta que suponga la aceptación de las reivindicaciones que se plantean.
Creo que las Asambleas del movimiento asambleario del 15M y DRY deben debatir su integración en las candidaturas, asumir el compromiso de revocabilidad por parte de las mismas asambleas que les designaron, así como con la filosofía abierta y democrática que les inspiró. De otra manera, una revolución ética que comenzó a fraguarse con la movilización de miles de ciudadanos y ciudadanas se convertirá en un mero reducto lúdico festivo que sí, servirá de reducto a los que gustan morir de reflexión y debate, pero que se habrá demostrado inútil para lograr los fines para los que se creo, aunque esta creación fuese espontanea.
Animo a todos y a todas los compañeros y compañeras que izquierdas, marxistas, socialistas, anticapitalistas, libertarios o del sector que cada uno se considere a reflexionar y concretar estrategias que aúnen acción social y acción política, pues la historia nos demuestra que, una sin otra no tienen futuro y que unidas pueden provocar interesantes y productivas convulsiones políticas que favorezcan un cambio de sistema camino de la justicia social, la igualdad y la democracia.
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