SOL

Los y las personas que han ido ocupando la Plaza de Sol en Madrid han sido desalojadas; el sistema se ha empleado, una vez más, a fondo para solucionar lo que consideraban un problema. Y paralelamente oigo a vecinos y comerciantes de la zona alabar la actuación de la policía, atacando a los manifestantes de forma verbal con el argumento de la perdida económica que ha supuesto la acampada de Sol. Creo que el mensaje, en parte reaccionario que se transmite por parte de algunos vecinos y comerciantes tiene en los medios de comunicación una caja de resonancia que hay que combatir con información y ( perdonadme la insistencia) con estrategias que consoliden la parte pedagógica del movimiento, porque la reivindicativa ya se ha encargado el sistema ( con el gobierno y la oposición al frente) de minorarla cuando no de convertirla en algo casi testimonial.

Tengo que repetirme, y no puedo evitarlo: el movimiento que se inicia como una contestación ciudadana a los desmanes de un sistema para el que los y las ciudadanos y ciudadanas hemos dejado de serlo para convertirnos (una vez más) en meras mercancías, debe dar un paso adelante en defensa de las justas reivindicaciones. El cómo, lo deben decidir todos y todas aquellos y aquellas que participan activamente, que militan ( perdón) en el movimiento al pie del cañón ( perdón) de las manifestaciones, concentraciones y acampadas. Y deben decidirlo ya resolviendo las propias contradicciones en las que se corre el peligro de caer. Por ejemplo: si se pide la reforma de la Ley Electoral, no se puede mantener el discurso de que “nadie” nos representa. Un sistema electoral proporcional deberá dar entrada a nuevas sensibilidades políticas e ideológicas en un sistema dominado por el pensamiento bipartidísta y único. Y evidentemente, esas nuevas sensibilidades políticas e ideológicas deben, o representar la revuelta social en sí misma, o representarla en el seno de otras organizaciones de forma autónoma y manteniendo los principios éticos y organizativos que el movimiento espontáneo ha impulsado desde que surgió.

Y se debe impulsar la estrategia del mantenimiento de la pedagogía social para que el movimiento no se “sectorice” y amplíe su influencia a un mayor sector de ciudadanos y ciudadanas. Se deben seguir celebrando asambleas, discutiendo sobre los problemas que hoy por hoy son de subsistencia, se debe fortalecer la organización contra los desahucios hipotecarios, se deben crear foros permanentes de debate en red y se debe ( es mi opinión) remitir las conclusiones de los debates a las organizaciones políticas para que éstas las asuman en sus programas políticos. Esa podría ser una línea, y en mi opinión (insisto), la lucha contra el injusto sistema tiene un objetivo claro: sustituirlo de forma progresiva por otro que represente a esa gran mayoría que para el sistema capitalista no tiene nombre ni futuro, únicamente presente. Yo creo que la alternativa tiene un nombre, y hay que decirlo sin miedo y sin que nadie nos impida gritarlo con todas nuestras fuerzas: socialismo. Sin permitir que nadie apele a la desideologización del movimiento, defendiendo la democracia de los y las trabajadoras y nuestro derecho, como mayoría social ( todavía no mayoría cultural ni política) a transformar una sociedad injusta en otra donde nosotros y nuestros hijos e hijas puedan vivir con dignidad.