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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

sábado, 15 de febrero de 2014

PEDAGOGÍA SOCIAL Y ESTRATEGIA POLÍTICA

El término, pese a la diversidad de opiniones que suscita, considero que es el apropiado para, desde la constatación de una quiebra en el modelo del sistema electoral y político español, abordar un cambio cualitativo desde la formación de opiniones fundamentadas en la información.

La pedagogía fue uno de los principales instrumentos que la lucha política utilizó en su origen, máxime si hablamos de los albores del movimiento obrero. Los partidos y sindicatos obreros fueron verdaderos centros de formación e información, supliendo las carencias sociales del momento. Bien es verdad, que desde un interés ideológico muy determinado, pero, en definitiva, ¿qué otra cosa es la acción política sino el instrumento para transformar, de forma colectiva la realidad socio económica y cultural en la que se vive?.

En las catacumbas políticas a las que condenó el fascismo español a los partidos políticos durante cuatro décadas, se prosiguió con mucha intensidad realizando pedagogía; para la acción, pero igualmente en la formación de las inquietudes que originariamente se habían despertado contra la opresión y en pos de una sociedad diferente. No obstante, con los primeros rayos de luz sobre la política hasta entonces clandestina, se produce un abandono de la formación y el debate de ideas, en beneficio de objetivos meramente electorales. ¿Porqué?. Evidentemente hay diferentes opiniones al respecto pero, la observación del desarrollo a lo largo de los años de democracia nos indican que lo que se produjo fue un blindaje frente a la ciudadanía; quizá no percibido como tal en un principio, pero que la observación de la historia reciente nos demuestra el nivel de domesticación de los partidos y organizaciones sindicales a un sistema cuyo único objetivo era y es preservar determinadas desigualdades sociales desde la legitimación que les da la participación acrítica de las organizaciones antes llamadas de clase.

Recuperar la pedagogía social, en mi opinión, requiere de una estrategia multilateral que englobaría, por un lado, las mismas estructuras de los partidos políticos, y por otro, la legislación electoral.
En lo que se refiere a los partidos políticos (y haciendo un paréntesis), sería necesario abrir las estructuras, superando la endogamia en la que han ido cayendo a causa de las responsabilidades que el mismo sistema les delega: la selección de candidatos y candidatas.

La selección de los candidatos y candidatas que finalmente componen las listas de los diferentes partidos y coaliciones, son elegidos directamente, y por mandato constitucional, por los partidos políticos. En la actualidad, y copiando en una adaptación particular el modelo de los EEUU, se propugna la elección, de forma más o menos abierta a la ciudadanía de los primeros puestos en las listas, pero ¿esto significa realmente mejorar la calidad de la democracia tal y como mantienen los discursos de los dirigentes de los partidos y organizaciones que las han puesto en marcha?. En mi opinión no. Y no solo por la elaboración de las listas, sino por la aplicación misma una vez electos, donde el haber sido elegido cabeza de cartel, no significa (aunque la tradición nos dice que si) que se sea el candidato a presidir la institución para la que ha sido elegido ( recordemos que la ley delega en el Pleno Municipal, en el caso de las elecciones municipales y en el parlamento autonómico, la elección de los candidatos y candidatas a la presidencia, en función, no de su posición en la lista, sino de la votación de los propios electos). El verdadero debate en el seno de los partidos debería estar centrado en las listas abiertas para la constitución de las candidaturas. De esta manera podría incidirse en una cuestión que, en mi opinión es fundamental: la lealtad al líder de turno, o el compromiso político y la preparación como argumento para ser candidato.

Dicho esto, recuperemos la línea argumental sobre la necesidad de una pedagogía social como parte de la estrategia política.

Uno de los objetivos de las democracias liberales como en la que vivimos, ha sido la ir solapando clases sociales, propiciando que la ciudadanía que por motivos socio económicos se encuadraba sociológicamente en una clase determinada, percibiese esa estructuración como algo “ficticio” cuando no anticuado. Ese logro, evidentemente lo han conseguido a través de una legitimación del sistema desde diferentes niveles. En primer lugar, desde el cultural (entendido como grupo de normas, tradiciones, usos, etc, que inciden en la pertenencia a un grupo social u otro). La democracia liberal, aún reconociendo la libertad y los derechos individuales, subestima (a pesar de un reconocimiento normativo) los derechos sociales. La máxima individualista (satisfacción individual de necesidades) es uno de los principales métodos que el capitalismo ha utilizado para “desclasar” a grupos sociales unidos por condiciones culturales comunes. La perdida de éste referente y el anhelo legítimo de que el estatus social cambiase (otra parte importante de la cultura capitalista ha sido la inserción de la igualdad de oportunidades simplificada a la misma oportunidad de todos sin que tengan relevancia las condiciones socio económicas), han disgregado el sentimiento de pertenencia a una clase social común (no por una necesidad propia sino por una pulsión creada a través de los medios de publicidad y propaganda social y económicos).

La coerción que el sistema ejerce sobre las clases más bajas para mantener esa disgregación es el miedo (miedo a perder el empleo, a perder bienes, a perder servicios), convirtiendo, las otrora clases revolucionarias .en clases pasivas y sumisas. Igualmente, otro instrumento que ha sido utilizado (sigue siendo) ha sido lo que podríamos denominar, política de concesiones. En ésta política de concesiones (desde un punto de vista neoliberal) encuadramos la salud y la educación, que de ser vistos como un derecho, han pasado a ser un mero subsidio. Este otro elemento de coerción influye en un aspecto fundamental de supervivencia: la salud física. El otro elemento (la educación), y a pesar de que en torno a la mercantilización de la educación en todos su niveles se ha producido una importante movilización social, sigue siendo visto en determinados entornos como un servicio meramente asistencial, sin que se tenga la percepción de la verdadera importancia de una formación integral para el futuro, no solo profesional sino como seres humanos; La capacidad de raciocinio crítico está basada en el conocimiento, y si este se limita, la consecuencia son generaciones ignorantes aunque parcialmente preparadas (para ser utilizadas en función de las necesidades del sistema).

Que la ciudadanía, y sobre todo las capas que sufren la alienación (socioeconómica) de la sociedad del capitalismo salvaje (capitalismo “victorioso” en la lucha de sistemas que a lo largo de más de setenta años cedió terreno a favor de la clase trabajadora como un método de estabilidad social “gracias” a la influencia en el mundo sindical y político de la extinta Unión soviética y que ahora enarbola la bandera de la victoria, abriéndose de nuevo a la política del beneficio frente a la de los derechos) de manera más directa, tomen conciencia de la importancia en la recuperación de la cooperación social, es fundamental para la construcción de una estrategia de verdadera transformación.


De nada van a servir los discursos basados en meros gestos (y las primarias, en mi opinión, lo son) pues en el fondo la miseria de las ideas nos sigue alejando de los objetivos.

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