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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

martes, 18 de febrero de 2014

UNA OPINIÓN SOBRE EL DERECHO A DECIDIR.

La opinión pública, o al menos una parte, parece compartir un rechazo y un más que manifiesto menosprecio hacia las posiciones del Nacionalismo Catalán. Es un desprecio que no es nuevo para el pueblo catalán, o para el pueblo vasco o para cualquiera que no forme parte de ese negado nacionalismo español.

Oyendo una tertulia radiofónica emitida ya hace algún tiempo, he podido comprobar que el sentido común es un valor que se debe recuperar. Los profesores Ramón Cotarelo y José A. Olmeda intercambiaban opiniones para llegar a una conclusión: el enconamiento entre el nacionalismo catalán (reconocido) y el nacionalismo español ( negado), que tiene una solución pero que, desgraciadamente, pasa por el sentido común.

Vivimos en una democracia, y supuestamente, el sistema está para canalizar los conflictos y, desde la discusión y en acuerdo, darles una solución. Esto, parece que tanto los que nos gobiernan como los que nos gobernaron no lo tienen claro. Viven enfrascados en el modelo de los partidos adversarios y parece que el consenso, o se usa para lograr rédito electoral o para nada.

Por otro lado, es necesario abordar-como bien plantea el profesor Cotarelo- el problema, inicialmente desde una perspectiva hitórico teórica, reconociendo ( y en eso estoy de acuerdo) en que el problema territorial es algo que arrastramos, sin encontrar solución, desde el siglo XIX. Desde que hay Estados (territorio, población y gobierno) el nacionalismo ha existido y – estando nuevamente con Cotarelo- siendo una ideología muy importante en la actualidad.

Cuando se habla, desde la perspectiva catalana, se hace utilizando dos ejemplos muy recurridos: Escocia y Canada. Sobre éstos casos, simplemente decir que, por un lado, los Escoceses ( que se dice que sí tuvieron reino propio, alegando que Cataluña no, a pesar de que, formando parte del Reino de Aragón si tuvo entidad propia) llegaron a un acuerdo con el gobierno de Inglaterra. En el caso Canadiense, ya se celebraron consultas, en función de una resolución del Tribunal Constitucional que, a diferencia del Español ( que jugó un importante papel en la defensa del nacionalismo español en su fallo sobre el Estatut), si considero que, pese a no tener encaje en la Constitución, lo más razonable era buscar una solución, algo que el Estado Español ha negado y niega, enconando más si cabe el conflicto y, en contra del sentido común, cerrando puertas y rompiendo vías de dialogo ( la última a iniciativa de los ultra nacionalistas españoles de UPyD).
El tema de los derechos colectivos ( y el derecho de autodeterminación lo es) tiene difícil solución. No es suficiente solución el discurso vacío de los nuevos federalistas que, mirándose en el espejo se han dado cuenta que lo eran, pero sin saber concretar muy bien para qué ni porqué  (el Estado Español es de hecho un estado federal pese a las necesidades de revisión y concreción, tanto de los derechos de autogobierno como de la igualdad de derechos en la totalidad de territorios del Estado para la totalidad de los habitantes del mismo).

Considero que, pese al acuerdo de los dos partidos de la alternancia y al que pretende ser bisagra, todavía hay vías de acuerdo, pero inevitablemente pasan por el dialogo y, a las alturas que estamos, la búsqueda de una vía jurídica ( que las hay) para que el deseo del pueblo ( menos nacionalista que sus dirigentes, es cierto) de expresarse democráticamente pueda ser respetado. Y otra cuestión que se debe abordar de forma urgente es el Nacionalismo español más radical, incitado por determinados medios de comunicación y partidos, que lo que realmente están provocando es que, una reivindicación legítima, que podría tener un encaje en una reforma de la constitución ( cerrando muchas heridas emocionales por ambas partes) desde el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado ( entendiendo el nacionalismo español, como acuerdo ambos profesores en la tertulia, que catalalunya tiene un encaje desde el respeto en el Estado y el Estado, seguro que también en Catalalunya), se convierta en un conflicto de difícil solución.


Apelemos todos y todas al sentido común y busquemos vías ( algunos académicos de prestigio ya lo han hecho pero claro, no tienen resonancia ni influencia en el entorno político, absolutamente aislado de la realidad social de éste país) para una solución, que a pesar de la cerrazón de los políticos, las hay.

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