Que el Gobierno de la Generalitat considera la aplicación de la Ley de Dependencia como algo que puede esperar, es evidente. Permite que l@s ciudadan@s que más necesitan cooperación y solidaridad, se queden esperando, mientras ven como se destinan fondos para premios de formula uno, torneos de tenis, regatas varias, etc. La escala de valores está clara, y ante esto, no hay discusión, a excepción de la que pueda provocar la demagogia barata que los dirigentes de la derecha emplean y que la permeable sociedad valenciana asume como discurso único. La resignación ha hecho clara mella en una sociedad que no encuentra otro referente que el populismo de la derecha.
Por otro lado, las poblaciones gobernadas igualmente por sucursales locales de la derecha, siguen a raja tabla los criterios de sus dirigentes: no hacer nada por los más necesitados e invertir en cosas que, siendo interesantes, no encuentran cabida en la escala de necesidades sociales evidentes.
Es necesario, porque la sociedad lo precisa, la articulación de propuestas que, desde el debate y la búsqueda de la corresponsabilidad social, incidan en la construcción de una alternativa, más allá de la mera alternancia. ¿Palabrería?. Pues si, igual que calificar a los que seguimos reivindicando el socialismo como algo más que un instrumento electoral: un instrumento de transformación profunda de la sociedad. Igual que negar la existencia de la clase trabajadora como algo "viejo y anticuado". Ni viejo ni anticuado: reivindicar la conciencia de clase es una reivindicación más que necesaria si queremos ser algo más que un mero aparato de alternancia electoral. Ya se que sigue siendo palabrería para la mayoría, pero para nosotros, la minoría, siguen siendo conceptos importantes y necesarios.
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