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El debate sobre los “jornales” de los políticos y sus adláteres, también llamados personal de confianza, se dilata en el tiempo a causa de…discrepancias y puntos de vista diferentes. La realidad es que se dilata, porque el Alcalde quiere unanimidad y evitar así un argumento más a a la oposición. Se dilata porque la oposición está dividida y enfrentada por intereses que no tienen nada que ver con los programas electorales y sí muchos con los intereses personales.
Por lo que se conoce (son así, lo dicen sin vergüenza), existen diferentes propuestas respecto a los jornales. Unas, respetan lo que la derecha quiera ponerse para sí, siempre que les respeten lo suyo. Otros, rebajan la rebaja, algo inaceptable para los que necesitan dar de comer a los suyos, o como mínimo, asegurarles la independencia durante cuatro añitos.
Es una vergüenza que este espectáculo se repita cada cuatro años. Un circo de reparto del botín donde se pone en evidencia que los programas electorales, los principios y los discursos son papel mojado ante los intereses y necesidades de los integrantes de las candidaturas. Y es que, además del jornal, el estatus de un cargo público con dedicación es muy interesante: ni se ficha, ni se dan explicaciones, ni se justifican ausencias, y además, se les trata de usted sin merecerlo incluso.
Seguramente se pondrán de acuerdo, pero el nivel político de la corporación ya está en su punto más bajo y, lo único que podría suceder es que bajara incluso más. Está claro que los problemas de un pueblo anestesiado, no son importantes, lo importante es la pasta.
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