¿PUNTO Y FINAL?

El martes a las 19,30 horas se celebra, el que espero que sea el último Pleno Municipal para debatir el reparto de salarios de los cargos públicos. Y digo que espero que sea el último, pues el espectáculo que la corporación está dando es, penoso y vergonzoso.

El Ayuntamiento en Pleno está dando la imagen pública de que la prioridad son los emolumentos de los políticos y no los problemas de los ciudadanos y ciudadanas. Espero que alguien ponga el punto y final y, sea cual fuere la conclusión de ese Pleno, se niegue a seguir discutiendo una cuestión que, para la ciudadanía, es claramente menor.

La ansiedad de los que esperan un salario con efecto retroactivo está bloqueando el Ayuntamiento, y los grupos de la oposición están siendo co participes de ese bloqueo haciendo un muy flaco favor a la política municipal. Espero que alguien se nieguen a seguir discutiendo, pues el objetivo de que salga ese acuerdo por unanimidad no es más que una estrategia que alguien debería destapar y denunciar: el gobierno de la derecha minoritaria quiere que, o se señale a todos o que nadie señale a nadie por formar parte del "acuerdo".

Espero, sinceramente, que alguien ponga sobre la mesa un documento a debate que recoja propuestas para abordar las diferentes, urgentes y en algunos casos dramáticas situaciones que están viviendo los y las ciudadanos y ciudadanas: el desempleo, la regeneración del tejido económico, el acuerdo sobre un nuevo modelo socio económico, los servicios a la sociedad y los programas de igualdad y solidaridad. Las políticas de juventud, de cultura popular, de ocio deportivo, de mejora reivindicativa en materia de educación. Todos estos y otros asuntos son los que deben ocupar la actividad municipal y no un debate que a la ciudadanía lo único que nos crea es, desasosiego y sonrojo al ver que se está anteponiendo los intereses particulares a los colectivos y que nuestro ( sí, nuestro y no de los y las concejales y concejalas) Ayuntamiento no se interesa por los problemas de la ciudadanía y sí por los problemas pecuniarios de sus señorías, como prioridad de los primeros meses de legislatura.