Los diarios Público y La Razón - situados en los dos extremos del espectro político - pronostican unos resultados similares: el PP ganaría las elecciones si se celebraran hoy con 13,4 puntos de ventaja en el caso de Público y de 13,8 según La Razón, en cuyo caso los 'populares' obtendrían la mayoría absoluta.
Las encuestas se conocen días después de un huelga general contra el Gobierno por una reforma laboral en un país cuya cifra de paro sobrepasa ligeramente los 4 millones de desempleados, mientras el Partido Socialista intenta ofrecer una imagen de unidad pese a que algunas voces comienzan a expresar sus discrepancias.
La Razón, en una encuesta realizada por NC Report del 4 al 7 de octubre, pronostica que el PSOE perderá 3,4 millones de votos respecto a los resultados cosechados en 2008: 1,7 millones de quienes les votaron entonces se abstendrán, casi un millón se decantará por el PP y 710.000 recurrirán a Izquierda Unida según la encuestas.
Bien, dicho esto ( las dos encuestas), no cabe más discusión: el gobierno, el Presidente/Secretario General, la Ejecutiva y el Comité Federal actual van a hundir al Partido en la dulce oposición. Los ministros del actual ejecutivo salen a defender la "firmeza y las convicciones gubernamentales" del Presidente Zapatero. El Comité Federal avaló en el mes de julio las medidas antisociales, pero "necesarias" que el Secretario General planteaba. Ahora, y ante los datos de las diferentes encuestas, se pierde el culo por avanzar que o que no pasará con el Presidente.
Mi humilde aportación al debate, como militante, es que es necesario un Congreso Extraordinario donde elegir a un o una Secretario o Secretaria General y una nueva dirección que releve a la actual y de carpetazo a los años más negros del "reformismo neoliberal" que ha practicado el PSOE a lo largo de su historia como organización política. Separar el cargo de Secretario General y Presidente sería, en este caso, una decisión oportuna y clave en nuestro futuro como organización política de la clase trabajadora. Esto, junto a la inclusión de primarias en todos los niveles, las listas abiertas y una apuesta por un cambio de rumbo, un claro giro político a la izquierda podría resultar balsámico para nuestra situación actual.
No obstante resulta evidente que deberíamos ser capaces de sustituir a un gran número de dirigentes "apoltronados" y de altos cargos pesebreros, pero de momentos críticos salen refundaciones valientes, y eso es algo que necesitamos más que respirar.
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