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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

jueves, 14 de octubre de 2010

SOCIALDEMOCRACIA GENUFLEXA José Antonio Pérez Tapias

  Si no lo remediamos –y hay que hacerlo-, quizá alguien en el futuro, homenajeando de camino al Nobel cuya Conversación en la catedral arranca con el interrogante sobre en qué momento se jodió el Perú, se pregunte en qué momento se jodió la socialdemocracia. A veces el oleaje de la historia arroja a sus playas restos de naufragios. ¿Estarán entre éstos los de una socialdemocracia desarbolada por la crisis que se expandió desde los vórtices del sistema financiero en esta década del siglo XXI?

   Pretendiendo un Estado de bienestar en el que se consoliden derechos sociales para sumarlos a los civiles y políticos, la socialdemocracia ha dado notables frutos, sobre todo en Europa. En muchos de sus países se ha conseguido educación, sanidad y seguridad social para toda la ciudadanía. Una más justa redistribución de cargas y beneficios, buscando una economía social de mercado mediante estrategias de pacto social, es esencial a la política socialdemócrata.

   Esa política tuvo que afrontar la crisis del petróleo de los setenta del pasado siglo y la disminución, tras ella, de la tasa de beneficio, lo cual alentó la ideología neoliberal contraria a la intervención del Estado en la economía y defensora del mercado como solución total. Con la caída de los regímenes comunistas y el desarrollo de las nuevas tecnologías surge el mercado global de un nuevo capitalismo, que se impone hasta que la economía mundial queda atrapada por la crisis de su insostenible burbuja financiera. Las actuaciones de los gobiernos para rescatar la banca y estimular la economía han parecido anunciar un renacer socialdemócrata. El retorno ha durado lo poco que los mercados han necesitado para volver a situar los Estados en posición subalterna.

   En España, la crisis nos ha pillado por el cuello con serio peligro de asfixia. La ilusión se ha esfumado con un ajuste bajo la férula del neoliberalismo dominante en la UE. El presidente Zapatero reconoce la contradicción en que se ven él y su gobierno, aplicando medidas contrarias a sus principios. La verdad es que con tal reconocimiento no cuadra su defensa de que se está haciendo política progresista al aplicar ajustes y hacer duras reformas. Decir que ello, tal como se está llevando a cabo, es de “sentido común”, tiene más que ver con la justificación que incuba la mala conciencia que con la apreciación que militantes socialistas, trabajadores y muchos ciudadanos puedan compartir. Se imponen dudas acerca de una socialdemocracia que se arrodilla ante los poderes económicos. Éste es el fondo de lo que algunos barruntan como amenazante catástrofe electoral. Si es importante quién encabece una candidatura, más lo es salir de la postración en que se halla una socialdemocracia genuflexa.

(Publicado en el diario Granada Hoy el 14 de Octubre de 2010

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