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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

viernes, 10 de junio de 2011

El estado y la revolución

La clase dirigente, las clases que sostienen el sistema y a las instituciones que, alejándose de los intereses ciudadanos, se alía con los poderes económicos, utiliza las fuerzas de orden público para reprimir la contestación ciudadana ante una (cada día más) falta de legitimidad de la clase política. La cuestión es, ¿está preparado el sistema, tiene el aguante suficiente para soportar una revuelta ciudadana?. Yo creo que no.
El objetivo del sistema y de los que lo sustentan es, subyugar y reprimir a la clase trabajadora utilizando diferentes medios. Por un lado, la anestesia intelectual, centrando los objetivos vitales en el consumo. Y en un segundo lugar disminuyendo, en función de determinadas "necesidades", los derechos sociales y económicos para embrutecer hasta el extremo y priorizar el egoísmo como único instrumento de supervivencia. Este es el objetivo y, de forma progresiva pero sin pausa, se van cumpliendo etapas.
Es necesario que la sociedad salga de su letargo, que se propicie el debate y la reflexión sobre si la representatividad de los cargos electos es la que debiera o es necesario introducir cambios ( legales y ético). Es necesario tomar conciencia de que, somos los ciudadanos y ciudadanas los que tenemos el poder, pues somos los que con nuestra aceptación (o resignación) sustentamos el sistema.
Evidentemente, y cuando la sensación es que el sistema ejerce violencia sistemática contra los y las trabajadores y trabajadoras, se produzcan reacciones violentas, pero esto debe ser algo marginal y excluido por parte del resto de la sociedad civil, pues la "clase política" tiene los instrumentos para, desde la criminalización global, atacar con toda la violencia posible cualquier movimiento discrepante. La auto organización de la sociedad civil debe excluir cualquier movimiento violento puesto esto desvirtúa y resta credibilidad a un fenómeno social marcado por la no violencia, por el dialogo y por la democracia.
Debemos rechazar la actuación de la policía en las puertas del Parlament en Valencia por desorbitado. Debemos exigir la inmediata dimisión del Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana y tenemos la legitimidad, como ciudadanos, de exigir a nuestros semejantes que, si el objetivo es influir, si el objetivo es propiciar un cambio de actitudes y de leyes, no podemos deslegitimarnos utilizando la violencia. La contestación debe ser masiva, pero pacífica.
Como ciudadano, como persona que vive y sufre El Campello, PROPONGO que los que no estamos dispuestos a resignarnos, los que queremos que nuestra opinión sea oída y tenida en cuenta, los que queremos que la política nos represente, los que queremos, en definitiva un futuro mejor y más justo para nosotros, nuestros vecinos, nuestros hijos e hijas, nos auto organicemos y constituyamos YA una PLATAFORMA CIUDADANA para, entre todos, debatir y reflexionar sobre lo que queremos y necesitamos, lo que anhelamos. Sin copiar estructuras partidarias, desde una dinámica asamblearia y participativa, sin líderes ni portavoces con poderes para tomar decisiones, con rotación de los mismos y revocación de forma democrática...Todo lo que nos gustaría que fuese la política y no lo es.

Mi apoyo personal a las victimas de la violencia del sistema, mi rechazo hacia la política entendida como "casta superior" y mi apuesta personal por la recuperación de la política como actividad democrática de confrontación de ideas y propuestas (con derecho a la discrepancia), y mi deseo de que, definitivamente, la sociedad tome conciencia de su responsabilidad y actúe en consecuencia: VAMOS A ORGANIZARNOS PARA PEDIR: DEMOCRACIA, JUSTICIA SOCIAL Y DERECHOS.

Salud y Socialismo.

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