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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

lunes, 6 de junio de 2011

LAS DOS ESPAÑAS.

El pasado viernes, en el magnífico programa de "al rojo vivo" ( la sexta), se entrevistó a Santiago Carrillo, mente lúcida donde las haya a pesar de los años y la nicotina. No obstante, a la pregunta de la existencia ( o no) de las dos España, la respuesta que dio Carrillo ( el riesgo de que las dos Españas volviesen a escenificarse de nuevo)no la comparto, pues considero que la escenificación de las dos Españas no ha cesado. Una de las Españas, se diluyó en la resignación de la necesidad y las concesiones al tardo franquismo y la otra se vio reforzada por el enorme número de concesiones que habían sido capaces de arrancarles a los "rojos". Evidentemente la coyuntura era propicia al ruido de sables y la prudencia de la izquierda propició, en la medida de lo posible, una cierta reconciliación que, en mi opinión, solo supuso la sumisión de la sociedad civil a una nueva super estructura heredada del franquismo. Bien es cierto que la democracia formal sustituyó a la "orgánica", pero las concesiones y las renuncias fueron los barros que propiciaron los lodos en los que vivimos.
La derecha, heredera del "espíritu de la cruzada", ha seguido aglutinada en torno a la idea de que, solo a la derecha le corresponde la responsabilidad de dirigir los designios del pueblo y que cualquier otra forma es una grave perturbación. Esta misma derecha es la que ha "condenado" a la "estupidez" colectiva a más de diez millones de personas en España y que, al grito de "y tú más", está en disposición de recuperar lo que por naturaleza ( su naturaleza y la gracia divina) le corresponde. Los recortes de derechos ( herederos igualmente de su ausencia durante cuarenta años, pues el concepto derecho, la derecha lo confunde con el de concesión o, en su caso, limosna) no son un discurso sino una realidad. Pero igual realidad es la renuncia de la izquierda institucionalizada a profundizar en ellos, por imposición de los que, siendo de extrema derecha ( desde una óptica económica y social) apoyan y consiente coyunturalmente a los gobiernos de izquierdas siempre y cuando se comporten como los originales ( la extrema derecha) y propios próceres nacionales.
Es por esto, que las dos Españas siguen existiendo aunque la línea divisoria haya quedado desdibujada por la penuria y la miseria que arrastra a la clase trabajadora a ponerse en manos de la extrema derecha con la ilusión de que ésta reparta la suficiente limosna como para poder seguir subsistiendo. Las dos Españas siguen existiendo y seguirán existiendo mientras no se consiga la definitiva separación del Estado y la Iglesia, que sigue manteniendo prebendas y privilegios económicos y legales. Las dos Españas siguen existiendo e incluso ampliando la diferencia, a causa de la renuncia expresa a desarrollar una ideología  de izquierdas y una práctica, aunque ponderada, igualmente de izquierdas. 

Las dos Españas seguirán existiendo, pero a una de ellas nos ha condenado el sistema a la testimonialidad ( para ellos, marginalidad). La lucha presente y futura ha de centrarse nuevamente en despertar las conciencias de los y las trabajadores y trabajadoras, en crear un sentido de pertenencia ( conciencia de clase) como arma con la que luchar contra las mentiras, las falsedades y la propaganda ( a través de los medios de los que se ha dotado la derecha, y que multiplican el mensaje hasta límites psicológicos insoportables) de las "excelencias" de quien en la práctica demuestra despotismo, prepotencia y actitud dictatorial (propia de la extrema derecha). De quien, a pesar de las pruebas de corrupción y delito, sigue siendo el recurso de las masas atontadas y adormecidas en los laureles que la derecha les sirve como pasto y fasto ( pan y circo). Esas dos Españas, irreconciliables, hoy no están en igualdad de condiciones para luchar por el futuro, y de ahí las tareas que todos y todas tenemos pendientes, tanto en el seno de los partidos y organizaciones de izquierda, en los colectivos sociales y, porque no, en la vida misma.

SALUD Y SOCIALISMO.

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