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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

domingo, 10 de abril de 2011

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA VS INEPTITUD POLÍTICA.


Es necesario que los conceptos estén claros, pues de lo contrario confundiremos el culo con las témporas: la democracia participativa no es conformar un proyecto o programa con las peticiones, sugerencias y/o propuestas que a uno le llegan. La democracia participativa es, partiendo de un planteamiento político claro, partiendo de unas líneas ideológicas y programáticas claras, priorizar, a través del debate ciudadano la ejecución de las actuaciones necesarias para cumplir con los objetivos marcados en función de las posibilidades y de la decisión ciudadana. Lo contrario es, careciendo de planteamientos, rellenar papel con las propuestas (seguramente todas ellas buenas) que los y las ciudadanos y ciudadanas plantean. Esto, en principio no es bueno ni malo.  Pero debe existir una base política; un fundamento ideológico pues, ¿de lo contrario, qué sentido tienen los partidos políticos?. Confundir el culo con las témporas es confundir la democracia participativa con la demagógica consultiva.
Una organización política, con una trayectoria histórica de lucha contra la injusticia, a favor de los trabajadores y trabajadoras, de sus derechos y, en definitiva, de una sociedad más igualitaria, justa y solidaria, tendría que tener la capacidad de, desde el análisis y la autocrítica, plantear la sociedad los ejes de lo que debería ser (desde una posición política) el futuro de nuestro pueblo. A partir de ahí, los asuntos importantes, las prioridades, el cuándo e incluso el cómo deben partir de un debate ciudadano continuo y continuado.
Me resulta pintoresco que, teniendo en cuenta que la sociedad está anestesiada políticamente y rebotada ideológicamente, se pretenda que un programa político esté redactado en función únicamente de las opiniones y/o propuestas que los vecinos tenga a bien plantear. Otra cuestión diferente hubiera sido crear un foro de debate de participación abierta donde ciudadanos y ciudadanas, miembros de colectivos, sindicalistas, amas de casa, jubilados, jóvenes, etc  pudieran, no solo plantear propuestas, sino debatirlas colectivamente, pues eso, queridos compañeros, eso si es democracia participativa. Lo otro, es esperar a que el trabajo nos lo hagan los vecinos, y eso creo que es limitar el papel de los partidos políticos a meros transmisores de las inquietudes (sean las que sean), quitándoles el componente transformador que la ideología les confiere e incluso que la constitución vigente les otorga como “expresión del pluralismo político, que  concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular, siendo el  instrumento fundamental para la participación política”.

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