A Víctor Sampedro le gustan los eslóganes políticos. En su blog “Colmena Propolis” cita el que titula este artículo. Además es Catedrático de Opinión Pública en la Universidad Rey Juan Carlos y Madrid y agarra a su hijo en brazos mientras participa en la manifestación y habla con La Voz de la Calle.
¿Cuál es el punto de partida de esta movilización?
Esta movilización forma parte de una autoconvocatoria del tejido social que comenzó el 13 de marzo de 2004 cuando la juventud rompió con los bozales que nos impuso la transición. Al contrario que durante el 23-F, cuando sus padres se quedaron en casa, en 2004 se enfrentaron desde la calle al búnker franquista manejando dos ideas fundamentales: `estamos cansados de desinformación´ y `hay que salvar la legitimidad de las elecciones´.
Dos años después de enfrentarse al sistema informativo la juventud creó el movimiento “V de vivienda”, que comenzó a enfrentarse al sistema económico que nos conducía a la precariedad personal y la ruina nacional. 9 de aquellas personas han pasado 5 años acusados de desacato a la autoridad y en estos momentos se enfrentan a penas de cárcel. En 2011 el movimiento “sin miedo” es una continuación de aquellas dinámicas.
¿Quiénes la lideran?
La democracia representativa está en quiebra y el poder actual trata de inducir a la parálisis social. Pero el sujeto político, una multitud que se agrupa a partir de diversos núcleos politizados, construye protestas y propuestas, es autónomo y se mueve a través de la red, al margen de medios y partidos. No hay un sindicato en Madrid que pueda convocar a este número de personas. Eso es un mensaje claro de la multitud a las instituciones políticas tradicionales.
Si este fuego sólo recibe represión, el número de gente quemada y sin nada que perder será inmenso. O los líderes escuchan o el conflicto se incrementará de forma geométrica.
¿Dónde están los partidos y los sindicatos?
Las estructuras de movilización políticas tradicionales están cooptadas por el sistema económico. Dentro de partidos y sindicatos hay personas válidas que deberían decir “basta ya” de una vez por todas. Es impresentable que el parlamento no se encuentre representado en una movilización de estas características. Demuestra que el divorcio entre instituciones políticas y sociedad es total. Especialmente entre los jóvenes, la desafección es inmensa. El 93% de los empleos destruidos desde el estallido de la burbuja financiera son de menores de 35 años. Nadie les representa mejor que ellos mismos. Los ejemplos de lo sucedido en Grecia, Egipto o Túnez demuestran que el poder actual es prescindible, que la autoorganización es factible, que la autogestión de la protesta es posible. Que no es necesario esperar a nadie. Que herramientas como la red son nuestras.
¿Podemos hablar de algún “efecto contagio” de las revoluciones en el mundo árabe?
La izquierda socialdemócrata vivió de utilizar el imaginario de Allende, Cuba y Nicaragua durante décadas. Nosotros pertenecemos a una generación “trans”: “transnacional” y “transideológica” donde no existen diferencias entre izquierda y derecha o países del sur y del norte en términos de movilización. Sí hay dos exigencias cada vez más universales. Anticapitalismo y democracia radical frente a la democracia solamente formal. Nuestra situación objetiva no es la de Túnez pero la subjetividad y la conciencia pueden compartirse. Estamos más domesticados que los países árabes, donde el conflicto es más evidente, pero no podemos descartar que parte de su energía alimentará nuestras movilizaciones.
¿Te incluyes?
Joven es quien se mueve. Me siento joven. Yo voy a conservar mi status actual porque soy funcionario, pero estoy aquí en defensa de la memoria de quienes se dejaron la piel luchando durante el siglo XX. He venido junto a mis hijos de 3 y 5 años, que lucharán en el siglo XXI.
Habrá disturbios y se convertirán en la noticia…
La vía no es la violencia. La violencia es un campo de juego donde el poder tiene las de ganar. Nosotros tenemos razón. No la perdamos. Pero que no esperen de nosotros condenas de compañeros que sufren la violencia estructural en silencio.
FUENTE: http://www.lavozdelacalle.es
Esta movilización forma parte de una autoconvocatoria del tejido social que comenzó el 13 de marzo de 2004 cuando la juventud rompió con los bozales que nos impuso la transición. Al contrario que durante el 23-F, cuando sus padres se quedaron en casa, en 2004 se enfrentaron desde la calle al búnker franquista manejando dos ideas fundamentales: `estamos cansados de desinformación´ y `hay que salvar la legitimidad de las elecciones´.
Dos años después de enfrentarse al sistema informativo la juventud creó el movimiento “V de vivienda”, que comenzó a enfrentarse al sistema económico que nos conducía a la precariedad personal y la ruina nacional. 9 de aquellas personas han pasado 5 años acusados de desacato a la autoridad y en estos momentos se enfrentan a penas de cárcel. En 2011 el movimiento “sin miedo” es una continuación de aquellas dinámicas.
¿Quiénes la lideran?
La democracia representativa está en quiebra y el poder actual trata de inducir a la parálisis social. Pero el sujeto político, una multitud que se agrupa a partir de diversos núcleos politizados, construye protestas y propuestas, es autónomo y se mueve a través de la red, al margen de medios y partidos. No hay un sindicato en Madrid que pueda convocar a este número de personas. Eso es un mensaje claro de la multitud a las instituciones políticas tradicionales.
Si este fuego sólo recibe represión, el número de gente quemada y sin nada que perder será inmenso. O los líderes escuchan o el conflicto se incrementará de forma geométrica.
¿Dónde están los partidos y los sindicatos?
Las estructuras de movilización políticas tradicionales están cooptadas por el sistema económico. Dentro de partidos y sindicatos hay personas válidas que deberían decir “basta ya” de una vez por todas. Es impresentable que el parlamento no se encuentre representado en una movilización de estas características. Demuestra que el divorcio entre instituciones políticas y sociedad es total. Especialmente entre los jóvenes, la desafección es inmensa. El 93% de los empleos destruidos desde el estallido de la burbuja financiera son de menores de 35 años. Nadie les representa mejor que ellos mismos. Los ejemplos de lo sucedido en Grecia, Egipto o Túnez demuestran que el poder actual es prescindible, que la autoorganización es factible, que la autogestión de la protesta es posible. Que no es necesario esperar a nadie. Que herramientas como la red son nuestras.
¿Podemos hablar de algún “efecto contagio” de las revoluciones en el mundo árabe?
La izquierda socialdemócrata vivió de utilizar el imaginario de Allende, Cuba y Nicaragua durante décadas. Nosotros pertenecemos a una generación “trans”: “transnacional” y “transideológica” donde no existen diferencias entre izquierda y derecha o países del sur y del norte en términos de movilización. Sí hay dos exigencias cada vez más universales. Anticapitalismo y democracia radical frente a la democracia solamente formal. Nuestra situación objetiva no es la de Túnez pero la subjetividad y la conciencia pueden compartirse. Estamos más domesticados que los países árabes, donde el conflicto es más evidente, pero no podemos descartar que parte de su energía alimentará nuestras movilizaciones.
¿Te incluyes?
Joven es quien se mueve. Me siento joven. Yo voy a conservar mi status actual porque soy funcionario, pero estoy aquí en defensa de la memoria de quienes se dejaron la piel luchando durante el siglo XX. He venido junto a mis hijos de 3 y 5 años, que lucharán en el siglo XXI.
Habrá disturbios y se convertirán en la noticia…
La vía no es la violencia. La violencia es un campo de juego donde el poder tiene las de ganar. Nosotros tenemos razón. No la perdamos. Pero que no esperen de nosotros condenas de compañeros que sufren la violencia estructural en silencio.
FUENTE: http://www.lavozdelacalle.es
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