MÁS DE LO MISMO

Imagen de la "recuperación de la Alcaldia" por el gobierno de la derecha, apoyado en un concejal transfuga

Una vez digerida la “decisión” de los chicos de la derecha local,, creo que es momento de hacer una valoración, aunque ésta sea particular.

Todo empezó un día, en el que los dos gallos del corral se enzarzaron en un “quítame allá una concejalía”. La Concejala de eventos fue cesada porque al Alcalde ( que es quien tiene las competencias para dar y quitar en función de su personal criterio), luego fue reintegrada a sus concejalías y en sus emolumentos. Después de este hecho, se sucedieron los amagos de rebelión, las contestaciones por lo bajini, la revuelta sorda por ocupar los sillones municipales: el Alcalde se va de vacaciones y pasa, como aquel que pasa volviendo la cabeza, tanto del primer teniente de alcalde, como del segundo, del tercero… Y la sorda polémica continuó mientras en las trincheras de los opositores se dilucidaba la candidatura a golpe de despacho. Ahí fue ( en el despacho) donde en contra de la opinión de la dirección local de la derecha ( que designó al primer teniente de Alcalde como candidato) la dirección autonómica confirmó en el puesto al actual primer edil ( por la gracia del Pleno). Luego los comentarios, los dimes y diretes, los quítame y póngame.

A lo largo de todo el “affaire”, se afirmaba que la paz reinaba en las filas de la derecha, pero la sangre asomaba bajo la puerta.

Por fin se concretó y mi conclusión es que, sea quien sea quien encabece la candidatura de la derecha, todos y todas son copartícipes de la nefasta política desarrollada en la legislatura que acaba ( hay pruebas físicas que todos podemos ver), pero lo más inquietante es que, a pesar de que no ha habido un programa o una propuesta que se haya consolidado , no hay una inversión que pueda ser apuntada en el haber del actual gobierno municipal, ni una actuación en política social, ni educativa ( si, la cesión de terrenos para la construcción de un centro privado en suelo público), ni ná de ná Bueno, si: el gobierno de la derecha ha consolidado una superestructura pseudopolítica sustentada en amplios salarios para los cargos públicos, personal de confianza que no sirve para nada, desorganización municipal, gastos innecesarios y la más grave de todas las irresponsabilidades: no ha existido reacción alguna ante los duros golpes de la crisis del ladrillo ( que la derecha ha contestado aprobando un Plán General más propio del desarrollismo franquista que de un pueblo que debe buscar nuevas fuentes de riqueza social y empleo).

Es criticable el candidato, pero no menos que cualquiera de los integrantes de la candidatura pues todos y todas son responsables del mantenimiento de la crítica situación que vivimos. Da igual que el actual Alcalde vaya de uno o de dos; siguen siendo responsables tanto el como quien va a sustituirle al frente de la candidatura de la derecha ( no contestó la no política del Alcalde y únicamente mantuvo una actitud de espera , para que su talante como “hombre tranquilo y preparado” primase sobre la actitud personalista del actual inquilino del sillón de la Alcaldía).

Mal análisis harían los que en su día decidieron no votar a la derecha y ahora, por el cambio de candidato se lo piensa: son los mismos y las mismas del catastrazo, del vertedero y de las obras faraónicas que han impedido que en nuestro pueblo podamos gozar de infraestructuras y servicios sociales y comunitarios absolutamente prioritarios ( escuela infantil, centro de día y residencia,  casa de oficios,  mercado municipal, etc).

La derecha, es lo que es: intereses en repartirse el pastel del poder con todo lo que ello conlleva de prebendas y beneficios personales. La derecha, con el cambio de candidato va a seguir siendo lo que fue y lo que será: más de lo mismo ( peor, pues el tiempo pasa y no se toman decisiones que incidan en el futuro de El Campello).

Lo penoso, es que frente a este grupo de gestores apolíticos que conforman el partido único de la derecha, se presentan…¿cuatro, cinco candidaturas?. Esa atomización electoral es el reflejo de la atomización ideológica que viene sufriendo la izquierda y las organizaciones progresistas: el abandono de ideas y compromisos por el bien…del poder.

Pero claro, la unidad no pasa por “casa común alguna”, sino por un serio debate en el que los arribistas y trepas deben ser excluidos y en el que deben primar las ideas, los proyectos y, sobre todo, los principios y valores que han significado a la izquierda históricamente: solidaridad, proyecto colectivo frente a beneficio individual, justicia social frente a “que cada uno se la busque”, compromiso con los golpeados y golpeadas por el capitalismo, trabajo pedagógico en la sociedad para que ésta tome conciencia de su propia responsabilidad en el futuro de éste pueblo… En definitiva: el futuro pasa por la reconstrucción urgente de una propuesta social ( y electoral) de izquierdas donde socialistas, comunistas y hombres y mujeres que creen en el progreso  colectivo tomen la palabra y las riendas de su propio futuro.