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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

martes, 19 de abril de 2011

LA SUBASTA DEL I.B.I



Al menos esa es la sensación que tienen muchos y muchas ciudadanos y ciudadanas: se compite a ver quien baja más o tiene mejores intenciones en el aspecto tributario. Lo cierto es que habría que explicar qué es y en qué se invierte la recaudación, no solo de éste impuesto, sino del resto de exacciones y tasas municipales, pero claro, para ello tendría que existir la posibilidad real de fiscalización por parte de los ciudadanos y ciudadanas, algo que, hoy por hoy es una quimera.
Centrándonos en los impuestos, lo primero que hay que explicar es en qué servicios se invierte. Seguramente los ciudadanos y ciudadanas tendrían una opinión más clara si se cuantificase la inversión. Por ejemplo: ¿qué cuestan los servicios de mantenimiento, qué se invierte en personal, y qué parte de la partida de personal se gasta en pagar los salarios de nuestros políticos y personal de confianza?. Por ejemplo.
La congelación del impuesto es posible, pero para ello se debería explicar a los y las ciudadanos y ciudadanas que se debería proceder a un ajuste importante en las cuentas municipales. Por ejemplo. Se tendrían que rescatar algunos servicios y ser asumidos en totalidad o en parte ( en parte, porque hay otras vías para prestarlos que no la del mero contrato mercantil, sino otro tipo de contrato social que se centre en el autoempleo, por ejemplo), se deberían recortar drásticamente gastos municipales ( protocolo, fiestas, etc) y se debería elaborar, de forma consensuada y pactada con la parte social ( sindicatos) una política de racionalización de los recursos humanos municipales ( ¿una RPT?. Es posible, pero una relación de puestos en los que primase el criterio de servicios público y no el de una supuesta estructura partidaria), y un recorte  no menos drástico de los gastos destinados a pagar la nómina de los cargos políticos (haciendo desaparecer la totalidad del personal de confianza, pues esos puestos están para “premiar” a afines políticos y personales). No se puede hablar de forma aislada del IBI ni de ningún otro impuesto o tasa sin valorar la política económica municipal en su conjunto. Por esto, es necesario que el mercadeo de cifras que se mueve en torno al IBI se concrete en un acuerdo sobre política económica y de inversión, donde se prioricen los servicios y los programas destinados, no solo a la mejora del entorno, sino a la formación ocupacional y el autoempleo ( cooperativismo local) como instrumento de igualdad. Lo demás, demagogia electoralista que no hace más que incidir en la desconfianza de los y las trabajadores y trabajadoras en la “clase política”.

Salud y Socialismo.

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