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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

lunes, 14 de junio de 2010

AGUA BENDITA




La primera piedra está colocada, con la pompa y el boato que conlleva un acto eminentemente masónico. El ritual ha concretado la intención de dar prioridad a lo interesante sobre lo necesario. El agua que llenará la pileta y sus instalaciones complementarias ( incluido el spá) sustituirán otras a las que los trabajadores y trabajadoras no tenemos derecho a acceder y que, en mi humilde opinión son, infinitamente más necesarias ( siendo interesante la instalación de una piscina) para el bienestar social de un pueblo como El Campello.
Y lo más preocupante es que tanto la obra como la parafernalia iniciática es apoyada sin fisuras, sin alternativas, sin protestar por lo evidente ( prioridades sociales ante iniciativas, donde la fotogenia y la propaganda   vende y venderá las excelencias de una instalación llamada a ser la estrella de la precampaña y campaña electoral).
En el primer Plan E se dijo: apoyo aunque hay otras alternativas ( ¿las conoce el pueblo llano, ese ente que se mueve por el comentario y no por la información?). En el segundo Plan E: apoyo aunque hay otras alternativas. ¿Las conoce esa entelequia social a la que llamamos sociedad, pueblo, ciudadanía…?. Y, conociéndolas ( si las conoce), ¿hemos hecho lo posible para que nuestros convecinos y convecinas perciban las prioridades ante las carencias sociales frente a la luz cegadora de una obra que cuesta 5,5  millones de euros?.
Intentando no caer en la demagogia, tengo que decir que la diferencia entre unos y otros es que, mientras los unos defendemos la inversión social, productiva en servicios a las familias trabajadoras que son lo prioritario, los otros defienden que es preferible continuar invirtiendo en obras cuya complementariedad es evidente. Es necesario que los vecinos y vecinas creen su propio criterio planteando públicamente cuales son las prioridades para unos y para otros.
La izquierda, la que sigue utilizando ese lenguaje incomodo y  en ocasiones criticado por los “modernos”, esa izquierda que sigue haciendo referencia a l@s trabajadores y trabajadoras, a las clases populares, a l@s jóvenes, a los Mayores, a las mujeres como sujeto fundamental de un futuro más justo, solidario e igualitario, que seguimos defendiendo que es necesario completar la dotación de servicios sociales que permitan a esa gran mayoría de “pueblo” tener garantizado el bienestar ,como por ejemplo:

-una plaza de escuela infantil de 0 a 3 años,
-una plaza en un Centro de Día, sin necesidad de que la familia se sacrifique ni laboral ni económicamente frente a la dependencia de los Mayores,
-un Mercado decente y digno que incida en la actividad económica local,
-una inversión en reindustrialización local que nos libere en lo posible de la condena que supone la supeditación al ladrillo,
-un Centro de Formación Ocupacional para esos jóvenes que, llamados por el becerro de oro del ladrillo abandonaron los estudios y ahora sufren las consecuencias,
-un Centro de Juventud donde nuestros hijos e hijas puedan reunirse y compartir experiencias y tiempo libre…


Tantos y tantos servicios que, dando prioridad a la macro obra hoy iniciada con la primera piedra, va a condicionar sin duda el futuro .Esa izquierda existe, aunque interesa que no sea visible pues resulta, como decía, incómoda porque viene a cuestionar decisiones que, en nombre de un falso pragmatismo (“por el pueblo”),  inciden (las decisiones pragmáticas) negativamente y condicionan el futuro  de la gran mayoría de vecinos y vecinas  y de las generaciones futuras.
Las opiniones que aquí se recogen son el reflejo de esa  “otra izquierda”.

Insisto, las Piscinas son una obra interesante, que estando cubiertas las necesidades sociales se podría convertir, incluso, en una obra necesaria. Pero, en la situación en la que nos encontramos, dudo de que sea una prioridad en la que invertir casi mil millones de las antiguas pesetas.
Hay alternativas, pero es necesario que sean conocidas y compartidas por esa mayoría de vecinos y vecinas que, inmóviles, asisten a las ceremonias de presentación, cegados por las excelencias del hecho, sin tener una perspectiva clara de las prioridades.

Espero que las aguas de la futura pileta bendiga  a todos y todas los que disfruten en ellas sin que tengamos que estar arrepintiéndonos  de lo que pudo ser y no fue, de lo que necesitamos y no tenemos, de lo que, si existiera, nos facilitaría la vida y, por supuesto, la dignidad como seres humanos y no como meros consumidores.

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