LA PINZA ECONÓMICA.

La pinza política fue achacada a IU y a la derecha en le década de los noventa: ahora, los poderes económicos y el gobierno atenazan la garganta de la clase trabajadora en un nueva y renovada escenificación de la renovada pinza. La diferencia es que ahora se hace por “interés nacional” y antes era…no sé por qué era, pero era.

La derecha mientras tanto se revuelve al ver como el Gobierno ( al que en la intimidad califican de “marxistas peligrosos”) le usurpa su espacio natural junto a la oligarquía financiera. El único reducto que le queda a la ultramontana derecha es su inquebrantable alianza con el “poder religioso”.

González Pons, ese hombre que demuestra en cada manifestación que tiene el conocimiento justo para pasar el día, se trasforma en un “izquierdoso mitinero” y acusa al Gobierno de ceder ante la banca. Y acusa de “ceder” pues lo que ellos harían no sería ceder, sino que establecerían una alianza política en beneficio de “su” España.

Botín, el “gurú” económico, ha roto una lanza ( junto con el presidente de OHL, el ilustre J.M.Villar Mir) por el gobierno y la ha “instado” a no anticipar las elecciones. ¿Porqué?. En mi opinión simplemente porque el desgaste del Gobierno es tal, que prefieren ver a sus “enemigos” inmolarse que a sus “amigos” lanzando a la calle a la clase trabajadora. Está clara la estrategia: no se trata de la recuperación económica ( estos señores no han tenido reparo en seguir incrementando beneficios a costa de las victimas de su avaricia; los trabajadores y trabajadoras, y ahora aprecian la inestimable- pero en su momento prescindible- labor del Gobierno del PSOE), se trata de “finiquitar al Gobierno, para que las puertas a sus “aliados naturales” queden abiertas y libres de obstáculos ( decisiones que acarrearían contestación )

En el PSOE se regodean del “apoyo” recibido por los mega empresarios dando una muestra más de que la degeneración ideológica no tiene límites, es sí: en nombre de España ( se definen como el partido que más se parece a los españoles: anestesiado, conformista y sumiso). Pero eso no tiene porque ser siempre así.

Es necesario un trabajo político en la calle, ofreciendo contrainformación y provocando debate. En definitiva creando conciencia, que es lo que menos le interesa, ni al Gobierno, ni a la derecha, ni a los poderes económicos. De ahí, vendrá la contestación: "La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos o no será”