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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

miércoles, 30 de marzo de 2011

NI CONTIGO, NI SIN TI.

En el Partido Socialista viven sin vivir en ellos mismos. La cuestión de si Zapatero si o Zapatero no ,está llegando a los límites de la cordura, a pesar de las llamadas a la "sensatez" que, incluso el Botín le hizo al todavía Presidente y Secretario general.
Nadie ha salido públicamente cuestionando a Zapatero pero todos y todas (bueno, todos no; muchos) le cuestionan en privado como un elemento "quemado". Nadie ha salido pidiendo que tras las elecciones municipales del mes de mayo haya un congreso extraordinario para variar el rumbo de la política de "necesidad nacional" que ha practicado el gobierno y el grupo parlamentario socialista. Y nadie lo hace porque el Partido Socialista es una organización en la que la cúpula está defendida por una verdadera guardia pretoriana de pesebreros y arribistas cuya única misión es lograr acomodo, sea cual sea el líder. Me gustaría pensar que es por coherencia, o por ser parte de alguna estrategia, pero al final siempre llego a la misma conclusión: una organización de colocación política.
Creo que Zapatero jugó un papel relevante en la reconstrucción de la moral de la militancia en su primera legislatura. No obstante, ni él ni su tropa de asesores, ni la mayoría del grupo parlamentario plantearon la necesidad de poner en marcha reformas que nos protegiesen de las cíclicas crisis del sistema capitalista y de mercado donde subsistimos. Nadie. Por ello, la capacidad de autocrítica, la discrepancia constructiva es entendida como un intento de secesión política, una agresión a la "unidad" del partido (cuando la unidad debería estar basada en la premisa de compartir ideas y proyecto, algo que no ha ocurrido en el Partido Socialista desde la década de los setenta).
Creo que al Partido Socialista va a pasarle factura su actitud frente a la crisis, su talante sumiso ante los dictados de los mercados ( el discurso de la necesidad se desmonta cuando se ve lo que en otros lugares está ocurriendo y que hay alternativas para salir por la izquierda), pero no solo a Zapatero como cabeza visible, pues la práctica totalidad de miembros de la dirección son corresponsables de su actuación por lo que, como he venido manteniendo desde hace tiempo, el liderazgo futuro debería basarse no solo en un cambio de personas en la dirección, no solo en un cambio de discurso, sino en un cambio de fundamentos y planteamientos políticos que devuelvan la ilusión a una clase trabajadora cansada de tanta traición.
Salud y Socialismo.

martes, 29 de marzo de 2011

Un libro para indignarse.


Ha hecho falta que Stéphane Hessel publique un libro de bolsillo llamando a la INDIGNAOS para que la sociedad civil tome conciencia de su responsabilidad en la situación. Y eso no es más que el fruto del abandono de la izquierda institucional de la labor ideológica, de movilización y participación ciudadana. Lo que muchos han denunciado y la sociedad ha asumido ( el electoralismo empresarial de los partidos de la izquierda institucional) nos ha llevado al desapego que los y las ciudadanos y ciudadanas sienten hacia la “clase política.
Evidentemente toda llamada a la indignación social está bien pero, ¿ tomará conciencia la sociedad de su responsabilidad y dejará de apretar los dientes tras la lectura del libro de Hessel?. Personalmente lo dudo.
Es necesaria una revuelta, empezando por la militancia de las organizaciones políticas. Es necesario cuestionar la norma y plantear la necesaria horizontalización de las relaciones entre representantes y representados, la revocabilidad de los cargos, el control, la rendición de cuentas, en definitiva: el desarrollo de la democracia de la forma más radical. No hay otra solución, y para ello el papel de las organizaciones políticas y sociales es fundamental.
La izquierda no anestesiada debe asumir que se necesita un nuevo proyecto político pero con formulas ya conocidas. Es necesario recuperar lo que el sistema se ha empeñado en negarnos como algo que ya forma parte de lo “antiguo”: la ideología y los principios éticos. Esa es la verdadera revolución.
Evidentemente el dogmatismo no va a ser útil en ese nuevo camino, por lo que, sin renuncias, es preciso lograr llegar a puntos de acuerdo. La unidad programática y la soberanía organizativa son cuestiones que, siendo viables, se convierten en necesarias.
La izquierda “a la izquierda” debe centrarse en articular propuestas que incidan directamente en la vida de los y las trabajadores y trabajadoras como sujeto principal de la acción política. El trabajo en la calle, en los colectivos sociales, en la recuperación del movimiento vecinal, ecologista, etc, es un elemento fundamental que debe desarrollarse sin intentar “vanguardizar” la acción política: el liderazgo debe ser colectivo y horizontal. Pero para todo ello es necesaria la reflexión interna y el acuerdo  estratégico que garantice la viabilidad del nuevo proyecto.
Como militante del Partido de los Trabajadores de España considero que la unidad de comunistas, socialistas de izquierdas, ecologistas, altermundistas, etc, puede configurar un proyecto político con visos de convertirse en viable electoralmente sin renunciar, ni a los principios ni los valores que han sido y deben seguir siendo el motivo mismo de nuestra existencia.

LA AUSTERIDAD SERÁ IMPORTANTE


El candidato ratificado ha visto la luz, pero no reacciona. Ahora, en clara precampaña promete austeridad cuando ha sido incapaz ( ni él, ni ninguno de los suyos) de plantear restricciones claras en el gasto innecesario del personal “político”. Ha sido incapaz de prescindir del coche oficial, ha sido incapaz de reducir las liberaciones, ha sido incapaz…bueno; ha sido incapaz.
Ahora cree que con el trabajo realizado en los últimos cuatro años va, no solo a revalidad su mayoría, sino a incrementarla. Este extremo es, no peligroso, sino mortal de necesidad: una nueva mayoría de la derecha nos condenaría a cuatro años más de miseria política.
Habla de las inversiones, y señala el Plan E y el plan “des” confianza pero, ¿qué se ha hecho con el plan confianza?. Que yo sepa la piscina es la única obra que, siendo aprobada por todos (vergonzoso), se encuentra en un impase cuyo resultado no augura nada bueno. Gracias a la inversión del Estado se han hecho obras en ésta última legislatura, pero mal hecho. Las obras realizadas tendrían que haberse consensuado, no solo con la totalidad de grupos políticos sino con la sociedad, valorando las necesidades presentes y futuras pero, no únicamente en el aspecto lúdico, sino en el terreno de las necesidades sociales de las familias.
¿Empleo?. ¿Cómo va a crear empleo si no ha invertido un céntimo en reestructurar la economía local. ¿No depender del ladrillo?. No hay más que ver el Plan General para darse cuenta de que la apuesta sigue siendo el maldito ladrillo, sin perspectiva de que haya ( al menos en la mente de los que gobiernan y quieren seguir haciéndolo) más ideas para romper la dependencia perversa que periódicamente nos condena a crisis tras crisis.
En mi opinión la derecha tendría que sufrir un serio castigo, pero también el grupo mayoritario de la oposición por muchas y diferentes razones, aunque la principal es la soberbia y la prepotencia con la que ha abandonado la política para instalarse en la comodidad de la institucionalidad: sin propuestas, sin iniciativas, sin abrirse a la participación social…¿así es posible otro pueblo o simplemente lo que se pretende es un cambio de caras y sillones?.
Creo que lo que conviene (humildemente) a El Campello es que ninguna organización pueda gobernar en solitario, que las actuaciones deban pactarse políticamente, pues eso nos acerca más a la democracia representativa y nos aleja de la delegativa. Creo que los partidos deberían asumir compromisos, tales como: supresión de asesores, reinversión en empleo directo, promoción de la formación ocupacional, creación de infraestructuras socialmente necesarias y, por supuesto,  gestionadas directamente por la administración local o a través de la promoción del cooperativismo… Creo igualmente que los ciudadanos y ciudadanas deberíamos empezar a organizarnos para, a lo largo de los cuatro años, exigir nuestros derechos  sociales y democráticos: participar, que se nos tenga en cuenta, que se rindan cuentas, que se de la cara ( la infalibilidad de los políticos está claramente demostrado que no existe, y si no me creen repasen la legislatura que acaba).
También estoy convencido que es necesario una plataforma unitaria de la izquierda social y política para hacer frente a la derecha cavernícola. Una plataforma plural e ideológicamente comprometida. Una plataforma que respete la soberanía organizativa pero que acuerde programas y actuaciones de forma democrática ( cargos públicos, militantes y ciudadan@s). Aunque quizá de éste tema hablemos una vez que pasen las elecciones.
Salud y Socialismo.

domingo, 27 de marzo de 2011

CUANTOS SON LOS NECESITADOS...Y QUÉ POCOS LOS ELEGIDOS.

El Alcalde ( evito el eufemismo de “nuestro”, porque mío, no es)vuelve a las planas de los medios informativos: ahora inaugurando, ahora dando casas a los pobres. Es una manía recurrente y una tradición de la derecha confundir el culo con las témporas, o lo que es lo mismo: confundir acción social con limosna.
La realidad de nuestro pueblo es desconocida. No sabemos cuantas familias están en situación de “necesidad”. No sabemos cuantos jóvenes tienen necesidad de iniciar su vida y no pueden hacerlo, cuantas familias han sido embargadas y ahora sobreviven o subsisten gracias a la ayuda de la familia. ¿Sabe eso el Alcalde?. Lo dudo.
Personalmente estoy arto de política de foto y de venta de humo, pero me temo que dado el institucionalismo reinante y el pragmatismo imperante en las posibles alternativas de gobierno, tendríamos clones políticos, eso si, con caras y discursos diferentes.

NO A LA GUERRA.


Leo a L. García Montero (en su columna del Diario Público de hoy) y no puedo evitar compartir las contradicciones que siente respecto a la guerra de Libia. Pero, a pesar de todo, sigo pensando (como el ciudadano Andrés Martínez que ayer acudió a la manifestación en Madrid) "que las bombas no arreglan los problemas", ( o como Ana Villaverde, otra ciudadana que participó ayer) "que la intervención se basa en los intereses imperialistas por controlar recursos", (o como Roberto Barrios) que se "interviene por interés geoestratégico". Es evidente que la focalización de los intereses en Libia nos hace desviar la mirada de otros países que, gobernados por tiranos y sátrapas varios, no concitan el interés, ni de la comunidad internacional, ni de los poderes mediáticos. Lugares donde no son solo las bombas las que matan, sino esa otra arma que el capitalismo creó para aterrorizar al mundo: el hambre. Esta arma de destrucción masiva es más poderosa que los misiles, pero la diferencia es que no mata con escándalo ni humo, sino en silencio y desde el olvido.
La opinión pública "dicen" los medios, que apoya la intervención ( un 55,1%) pero, ¿con qué argumentos?. Pues con los que los poderes mediáticos han querido transmitir. 
En éste caso la información oficial y oficialista se ha convertido en propaganda y la ciudadanía no ha podido evitar construir una opinión dirigida al apoyo. 
Aquí, como en Irak, el imperialismo del primer mundo (capitalista) nos muestra cómo es posible crear opinión en la ciudadanía. En este caso al gobierno hay que reconocerle (junto a sus aliados mediáticos) su mérito: darle a la guerra un "toque humanitario".
Mientras tanto la derecha se revuelve, una vez más, porque, según ellos "hicieron lo mismo", y los que ahora dicen sí a la guerra les sacaron las pancartas a la calle. Su posición es de rencor y, porque no decirlo, envidia por no ser ellos los que dan el "parte de guerra..."