Los Ayuntamientos tienen diferentes instrumentos para gestionar los servicios muncipales: gestión directa ( a través de personal propio), indirecta; a través de una concesión administrativa ( empresa privada con una concesión), descentralizado ( a través de un énte público autónomo: empresa, Fundación, Patronato o similar). Está claro que mecanismos los hay, y de gran variedad.
La gestión directa, la más adecuada y deseable es la más dificultosa dada la situación de las arcas de los Ayuntamientos y la sobrecarga de los capítulos de personal. La segunda ( por la que optan casi todos: la concesión administrativa), permite el control ( tasas, matrículas, etc) y es, para la administración, la más sencilla pues se evita cualquier tipo de trámites a excepción del pago de la factura mensual. La tercera, hace muchos años que se puso en practica y que ha dado buenos y menos buenos resultados. Las Fundaciones y Patronatos públicos permiten descentralizar a través de un énte público, pasando el presupuesto del capítulo 1 al de transferencias, desde donde se trasbasan fondos para el funcionamiento.
Descartada ( desgraciadamente) la primera opción, tenemos la segunda y la tercera. Yo me decanto por la tercera como una fórmula mixta que al mismo tiempo nos va a permitir controlar el servicios, dignificar los contratos de los profesionales ( derechos, salarios, etc), algo que la empresa privada no garantiza aunque si "garantiza" el beneficio empresarial". La fórmula mixta, permitiría, a través de un plan más amplio de fomento del asociacionismo laboral ( cooperativismo), y con una línea igualitaria ( para evitar la especulación del empresario que, a través de la cooperativa copia la fórmula de la empresa privada tradicional), fomentar el autoempleo local, y máxime en un sector tan importante como es el educativo ( donde el paro es acusado y lo va a ser más "gracias" a la congelación de la oferta pública en educación).
Lo positivo es que un Ayuntamiento, que solicita fondos para infraestructuras, no lo hace para glorificar la estupidez con inversiones improductivas desde una óptica social ( un retén nuevo, por ejemplo), sino para dotar de servicios a las familias ( y además podemos sumar el centro de día...). Ahora, con la puesta en marcha del servicio, esperemos que las tasas o precios públicos por la utilización del mismo cumplan el objetivo social que motivó la construcción del centro.
Salud y Socialismo.
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