TENDENCIAS.

Resulta evidente que cuando se llega al límite, los y las militantes del PSOE se posicionan. La cuestión Sahara ha puesto de manifiesto una importante fisura política entre militancia y dirección. Por un lado la dirección del Partido "asume" que el criterio del gobierno debe prevalecer, aunque en privado reconozcan lo contrario. Por otro lado, los militantes, habitualmente anestesiados y resignados, despiertan cuando les tocan la fibra ideológica y sentimental.El compromiso histórico de los y las socialistas españoles con el pueblo Saharaui ha sido uno de los principios sobre los que nadie había planteado duda alguna, hasta que llegó el Presidente, la Ministra y la ingente orda de consentidores interesados. 

No es de recibo lo que muchos altos cargos institucionales y políticos están diciendo. Aquí si que podría aplicarse la frase de la Ministra de Cultura sobre "el callarse y dejar hablar a los que saben". Están demostrando que nuestra genuflesión ante el sistema capitalista, ante los mercados, ante los regímenes políticos inaceptables, aceptados únicamente por inexplicables intereses, es profunda hasta extremos vergonzosos.

Los compañeros y compañeras que nos hemos reunido en torno a una posición que a nadie en el PSOE le puede ser agena ( el Sahara), tenemos la intención de seguir insistiéndo, desde la virtualidad de la red, pero insistiendo en que nuestro gobierno y nuestra dirección se equivoca y ese error está perjudicándonos a los y las trabajadoras y trabajadores que militamos con conciencia en el Partido Socialista.Está poniendo en la picota uno de los pilares que sustenta al socialismo: los derechos humanos. Una vergüenza contra la que hay que luchar, organizándonos contra lo que consideramos renuncias inexplicables e injustificables.

¿ Si renunciamos a la fraternidad con el pueblo saharaui, qué nos queda?, ¿donde queda la igualdad y la legalidad?.