He mantenido un acalorado pero interesante debate con unos "amigos" en el facebook. La discusión ha girado en torno a ¿porqué quieres que la derecha gane las elecciones?. Yo no quiero que la derecha gane las elecciones pero tampoco me resigno a situar al frente del gobierno de la Generalitat a un partido simplemente por el mal menor. Y eso, en mi opinión, es lo que puede llegar a pasar dado el nivel de resignación que existe en la sociedad y el nivel de porquería que la derecha ha acumulado. Una cosa incide en la otra y viceversa.
Yo no quiero que la resignación lleve al "mal menor" ni al gobierno de la Generalitat ni al gobierno de mi pueblo. Pero considero que la ausencia de debate, la imposición indecente de criterior, el sustituismo que la dirección hace respecto a las bases y el grupo municipal respecto a la organización local nos lleva a un escenario complicado porque, sí o sí te pone en la tesitura de tener que elegir: y yo elijo. Y elijo que la izquierda, con un programa de izquierda, con propuestas que incidan directamente en la vida de los y las trabajadores y trabajadoras, con soluciones a una economía unidireccional, con un compromiso ecológico con el desarrollo a medio y largo plazo... Una izquierda plural, diversa pero salidamente cimentada en las ideas y compromisos históricos de los socialistas; de la socialdemocracia.
Por esta razón, me siento en parte liberado de esa presión que considera que un militante, por el mero hecho de tener un carnet, debe casi sumisión, no a las ideas, sino a las personas que dirigen o pretenden dirigir, con criterio, sin criterio, con ideas o sin ellas, pero con la única legitimidad de un congreso o una Asamblea o, simplemente de la decisión personal de un cargo orgánico.
Soy leal. Creo que la derecha tiene que salir de las instituciones. No por la perversa alternancia, sino porque la única salida que tenemos los que vivimos o sobrevivimos de nuestro trabajo es un gobierno de izquierdas.
Personalmente apuesto por una convergencia de ideas, de opiniones y de programas que configuren un nuevo escenario en la política local: un programa de futuro nacido del dialogo de esa izquierda que sobrevive en grupusculos enfrentada por las migajas que deja en el camino electoral la "casa común".
Insisto, soy leal. Y aunque parezca una contradicción, soy disciplinado aunque no le debo disciplina a nadie que no se la gane con trabajo, ejemplo y lucha.
No quiero que gane la derecha; quiero que gane la izquierda. Pero no quiero que la izquierda sobervia y repleta de pesebreros sin ideologia hegemonice un nuevo no-proyecto. No quiero que la "pregresía" se dedique a "gestionar" y no a hacer política. Quiero que las izquierdas se pongan de acuerdo, desde la soberanía organizativa, en un programa claro y concreto que nos lleve ilusionados a las urnas y superemos las contradicciones, las pinzas ideológicas y, de paso, baje los humos a los que, sabiendose propietarios de la marca, desprecian la democracia, el debate de ideas y la confrontación de propuestas, sintiéndose seguros bajo el paraguas que garantiza únicamente la ausencia de democracia.
Quiero que la derecha salga de mi Ayuntamiento, pero quiero que la democracia directa y el socialismo democrático la sustituya. No quiero que la derecha gane, pero tampoco quiero que la resignación nos lleve a optar por el mal menor, asumiendo que no hay nada más cuando no es así: hay vida, hay política y hay ilusión por el futuro...más a la izquierda.
Para finalizar, simplemente decir que, la desilusion no es con el Partido, sino con los que siempre pensé que estaban llamados a promover la regeneración ideológica y democrática, con aquellos que antepusieron la ética a la estética; con los que sufrieron el acoso de los pesebreros electorales de turno y que, sin argumentos o por interés, cayeron en la dinámica impuesta del aparato convirtiéndose en lo que una compañera definió pefectamente: los pepito grillo. Yo no quiero se pepito grillo.
Así, desilusionado con lo que me ilusionó, vuelvo al principio; vuelvo a intentar recuperar mi ilusión por la lucha, aunque ya no desde la misma plataforma; no con el mismo instrumento. Creo que a pesar de todo, a pesar de seguir pensando que el achique de espacios electorales ( interesados y partidarios) deja poco espacio para alternativas, vamos a embarcarnos en una nueva aventura, pero no como aventureros, sino como personas que nos sentimos defraudados y entristecidos por lo que pudo ser y no fue, gracias a la decisión dictatorial e incomprensible que entregó el pan y la sal a los que solo merecian el pan o la sal.
No quiero gane la derecha, pero tampoco quiero copias que utilizando discursos ambiguos, se situen dialecticamente en la izquierda pero políticamente en el incierto dominio del centro o del progresismo sin más.
Ahora toca ilusión y alternativa.
Salud y Socialismo.
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