PISCINA, PISCINA...

Nos encontramos en un verdadero atolladero: la obra de la piscina está parada, la empresa pide más dinero del que en principio fijaba el concurso cerrado, la derecha gobernante se cierra en banda ante el fiasco de su obra estrella y el principal partido de la oposición es incapaz de estructurar un argumento coherente al haber formado parte de la "unidad de acción" en la aceptación de la obra, del concurso y del proceso. Y esa incapacidad viene dada porque, desde que los tribunales fallaron que el gobierno de la derecha tenía que devolver los 5 millones de euros de la venta ilegal de suelo destinado para VPO ( juicio que ganaron el grupo Socialista, EUPV y Bloc) las maniobras de la derecha sonaban todas a chufla política. El principal grupo de la oposición fue incapaz en ese momento de exigir política y socialmente las responsabilidades que tocaban, y por otro lado, cuando en el Plan (des)confianza se incluye la obra de la piscina, no se planteó discrepancia alguna ante el macro proyecto que iba a realizarse para mayor gloria de la derecha y su jefe de filas. La discrepancia que tímidamente planteo con los dos planes E, desapareció sumergida en el enésimo ataque de pragmatismo institucional, diluyéndose por enésima vez la posibilidad de plantear una alternativa que llevarse a la boca por los desencantados vecinos y vecinas de El Campello. Ahora, la queja es legítima, pero extemporánea. Lo que toca es pedir que cada uno asuma su responsabilidad y, si toca, pedirla judicialmente ya que se fue incapaz de aprovechar el trabajo político que propició la reversión de la esperpéntica operación urbanística que la derecha montó "ex profeso" para financiar la piscinita de marras.

La falta de liderazgo, la atonía política se mezclan con un sentimiento de triunfo mezquino (por parte del sector que se aglutina en torno al grupo institucional) dada la situación que l@s socialistas de El Campello atravesamos.