¿Qué nos pasa?.

¿Qué está pasando con la gente que simpatiza o simpatizó con la corriente Izquierda Socialista?. ¿Qué pasa con los que se adscribieron a la corriente y se sintieron activistas por la recuperación de las ideas y compromisos en el seno del PSOE?. ¿Qué nos está pasando, qué nos ha pasado?. ¿Hemos aupado a algún dirigente, a algún cuadro de la corriente a cargo público y nos hemos olvidado de los discursos, de los compromisos con la transformación del partido desde sus entrañas?. ¿Nos conformamos con seguir ocultos, escondidos, sin decir lo que pensamos?. ¿Nos conformamos con colocar a alguno de nuestros "compañeros" en las listas y nos olvidamos de la lucha ideológica orgánica? ¿No estaremos entregándonos al institucionalismo que criticamos en nuestro origen?.

Llevo mucho tiempo planteando una reflexión que, a título personal, considero necesaria sobre recuperar el qué y el porqué de nuestra existencia; incluso hemos nos hemos ofrecido a convocar un encuentro para, entre tod@s, reflexionar y retomar nuestra vitalidad política sin que nadie haya reaccionado, sin que nadie se haya dignado a decir: no, no me interesa, estoy cómodo como estoy y no quiero enzarzarme en ninguna historia.

La confrontación ideológica que propició el nacimiento de Izquierda Socialista sigue vigente: el culto al líder, el institucionalismo dando la espalda a la sociedad a excepción de los periodos electorales, la renuncia expresa a nuestras señas de identidad, a las políticas que han significado a la socialdemocracia son un hecho, ¿y nosotr@s que estamos dispuest@s a hacer?.

Creo que estamos viviendo unos momentos que, a la larga, van a ser cruciales para el futuro de nuestro partido. Si seguimos ocultos, escondidos, más vale que dejemos el carnet y abandonemos (como están haciendo much@s compañer@s, objetivo que vienen persiguiendo quienes nos consideran "enemigos" y "desleales"). Yo por mi parte no estoy dispuesto a abandonar. Otra cuestión es que, si por decir lo que pienso, si por defender la libertad de expresión y crítica, si por discrepar, si por seguir creyendo que el Partido debe dar la espalda a la resignación política e ideológica en la que vive y afrontar una regeneración ( más que una renovación), cae sobre mi el peso orgánico y disciplinario; pues estoy dispuesto y no siento temor a enfrentarme al "aparato". Mi lealtad, como muchas veces he dicho, es para con las ideas, no para con las personas que, diciendo defenderlas, las traicionan cubiertas y a resguardo bajo el manto de un cargo orgánico o institucional.

Dejemos de pensar que colocar a "compañer@s" en cargos institucionales es lo importante y afrontemos de una vez nuestra propia existencia. No es de recibo que el goteo de abandonos dejen el camino libre a los que, sirviéndose de nosotros como elemento pintoresco de pluralidad, desean que abandonemos y les dejemos de dar por el saco. Ni nosotr@s queremos dar por el saco ni ell@s están en posesión de la infalibilidad.

No se si esta reflexión debería colocarla en la página de "reflexiones de un lunático", pero aunque suene a desvario; o nos replanteamos qué estamos haciendo o nuestro pintoresco papel únicamete servirá ( a algun@s) para lavar su propia conciencia, y yo la mía la tengo muy tranquila.

Salud y Socialismo.