En Islandia se han producido acontecimientos que deberían haber centrado la mirada del mundo entero. Salvando las distancias económicas y culturales, podríamos comparar el movimiento de contestación que se ha movido en el norte de Africa y oriente medio; allí dictadores, ausencia de libertad, pobreza, etc. Aquí, bajo la dictadura de los especuladores, con un gobierno arrodillado y una pauperización social galopante. Pero no somos Islandia.
Aquí no solo se protege a los que defraudan, se les informa de las inspecciones y se les da plazos para que sean tan "amables" de normalizar su situación fiscal. Allí, se está pensando en meter a banqueros y políticos corruptos en un barco-carcel. Aquí, los políticos corruptos son propuestos para continuar siendo corruptos.
En Islandia, un país sin tradición reivindicativa y de movilización social han aprendido que la unidad del pueblo es el mejor arma contra los abusos y la rapiña de especuladores y políticos al servicio del capital. Aquí les entregamos las Cajas de Ahorros para que incrementen sus beneficios y así, de paso, acabamos con la poca parte social que todavía les quedaba.
No somos Islandia.
Aquí recortamos libertades en la red y allí pretenden casi lo contrario: convertirse en un centro de libertad y de intercambio de información, sea la que sea.
Aquí modificamos la ley electoral a media de los dos grandes partidos mayoritarios. Allí se debate en la sociedad para modificar la ley y desarrollar una democracia participativa.
Aquí subsistimos, allí viven con dignidad. Aquí nos arrodillamos ante los ataques a nuestros derechos y el de nuestros hijos que son los que van a pagar los platos rotos de un sistema de despilfarro y abusos. No, no somos Islandia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario