Entre unos y otros, la casa por barrer. La crisis tiene un efecto expansivo. Los que tiene la obligación de gobernar ( que no gestionar, pues para eso están los funcionarios y funcionarias), de plantear planes, iniciativas, programas, etc, no lo hacen y lo dramático es que no tiene contestación.
La derecha es, lo que es. Pero existe un sentimiento generalizado de que, llegue quien llegue a gobernar será más de lo mismo, con caras diferentes pero más de lo mismo, y eso es incierto y falso.
No se si la derecha renovará sus listas pero lo que estoy seguro es que no va a renovar su mensaje. Un discurso cargado de demagogia, promesas e intenciones para luego estar cuatro años viviendo de la sopa boba.
Es necesaria una renovación, pero no solo de personas, sino ética y de principios. Si El Campello vuelve a apoyar al actual Alcalde y sus planteamientos, se habrá consolidado aquello de "mal menor" con los peligros que conlleva para nuestro futuro y el de las generaciones venideras.
La cuestión es simple: un programa concreto, propuestas claras y un firme compromiso con la transparencia, la veracidad y la democracia participativa frente al concepto que la derecha tiene de delegación sin condiciones.
Personalmente considero que hay ideas y propuestas, pero van a tener que pasar dos tipos de tamiz: el del desencanto generalizado con la política de un paso adelante y tres hacia atrás que se está practicando a nivel estatal y con la no visualización durante estos cuatro años de una alternativa. Ya se verá. La esperanza en que el verdadero cambio empiece no la vamos a perder, a pesar de todo y a pesar de algunos.
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