Mañana un grupo de amigos y amigas emprendemos viaje hacia Marinaleda, un pequeño pueblo donde la utopía es una realidad trabajada con el sudor de los y las jornaleros y jornaleras. Más allá del "folclore" con el que los medios han tratado a éste pueblo y a su Alcalde ( J.M Sánchez Gordillo), el ejemplo del trabajo político asambleario y la democracia más radical puede y debe ser una prueba y una muestra de que OTRA POLÍTICA MUNICIPAL, SI ES POSIBLE. Romper con la dinámica institucionalista unidireccional y ganar la calle con un proyecto comprometido ideológicamente con el progreso social y económico de la mayoría puede ser una guia para abrir nuevos caminos hacia una nueva política municipal.
Evidentemente la estrategia seguida no puede ser extrapolada a poblaciones cuyas características social y económicas no nos van a permitir implantar acciones concretas, pero si es posible aprender de experiencias, métodos de gestión democrática y sobre todo del compromiso ético ( ¿cuantos pueblos de similares características han caído en el mal institucional dejando a los vecinos y vecinas como sujetos pasivos de su futuro?) que la izquierda tiene que recuperar para volver a ser un referente para la ciudadanía.
A los pulcros defensores de la "coherencia" puede parecerles una excentricidad izquierdista pero, ¿que son ellos?. Unos fracasados política e ideologicamente cuyo único recurso es aferrarse a un discurso manido y ambiguo sobre el trabajo institucional coherente pero carente de participación social. Eso es lo que les gusta: los despachos y la política palaciega, pero no dar la cara ante los vecinos y vecinas para decir lo que uno piensa, qué proponen y como quiere realizarlo.
A los pulcros les aconsejaría que antes de catalogar nada ni a nadie, que se miren en su espejo y vean como chorrea su ambición y su prepotencia, la misma que les llevará al fracaso y al olvido.
A la vuelta os contaremos nuestra experiencia.
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