No sería ni el primero ni el último Ayuntamiento de la costa Mediterránea que haya estado bajo vigilancia por presuntas irregularidades en el ordenamiento urbanístico. En el caso de El Campello, el diseño de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana fue puesto en entredicho por Concejales del Bloc y ahora, archivada la investigación por iniciativa del Fiscal Anticorrupción.
Tenemos que tener en cuenta, para analizar el Plán General, no solo los presuntos indicios de corrupción que se apuntaron previamente a su exposición pública. Tendríamos que retrotraernos al momento de la moción de censura en el que un transfuga, tras ofrecer la cabeza del tripartito en bandeja a la derecha, ocupó ( y ocupa) la Concejalía de Urbanísmo, un detalle que como mínimo parece sospechoso.
Y el problema es, además de la avaricia, la ausencia de modelos alternativos, de propuestas diferenciadas que, de una vez por todas, lograse superar la perversa dependencia del ladrillo. Pero claro, para esto, además de técnicos, hace falta voluntad democrática, volutad de consensuar con la sociedad un proyecto sostenible, donde el incremento de la población vaya unido al incremento de servicios y dotaciones. Donde la sostenibilidad ambiental sea una premisa superior al de la especulación. Mientras no seamos capaces de poner sobre la mesa un proyecto diferente, donde el interés social, medioambiental y democrático prevalezca sobre el de la ganancia, no lograremos la confianza de la sociedad.
Salud y Socialismo.
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