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EL HERMANO PEQUEÑO DE RECUPERANDO IDEAS.

jueves, 9 de diciembre de 2010

FORTELECER IZQUIERDA SOCIALISTA ES LA ÚNICA SOLUCIÓN...que se me ocurre a mi, claro.



En el año 1989 Jhon Williamson (Banco Mundial) plantea una relación de “condiciones que, casualmente coinciden con las tesis de los economistas neoliberales. Estas condiciones (Consenso de Washington) se resumen en una: aceptarás el mercado como guía económica del estado, sin discutir y sin plantear alternativas fuera del código aceptado. Estas nuevas Tablas de la Ley (como bien define Ignacio Ramonet en su libro La catástrofe perfecta) serán una condición de mínimos para entrar como miembro aceptable en la “comunidad internacional”.

Nuestro Presidente, tras recibir los mensajes de los centros de poder y “persuasión” económica, acepta y asume, como una “necesidad” (¿para quién?) las medidas que aconsejan (dictan) los organismos (ademocráticos) económicos para que España sea “aceptada” en el nuevo orden económico . Medidas que se diseñan  tras superar disciplinadamente (  por mandato de los organismos económicos internacionales) las "especulaciones" ideológicas desechadas por los gobiernos como instrumento de lucha (regulación de los mercados, reformas fiscales progresivas, lucha contra paraisos fiscales , etc.) contra la crisis sistémica que estalla aproximadamente en 2007. Y lo acepta haciendo suyo el decálogo que se estableció en el mencionado “Consenso de Washington). Veamos:

-Disciplina en materia de déficit público.
-Redefinición de las prioridades en materia de gasto público.
-Reforma fiscal (reducción del impuesto al ingreso)
-Privatización de las empresas públicas y el sector público.
-...

(Ver La catástrofe perfecta, de Ignacio Ramonet, que amplia estas medidas con otras de mayor calado que igualmente se están o se van a aplicar religiosamente).

La clase trabajadora, la gran perdedora en ésta y en todas las crisis, asiste atónita pero anestesiada, a cada uno de los recortes que el Gobierno ( apoyado por la burguesía y los clanes empresariales que aplauden cada medida). La oposición de derechas asiente con gesto agrio por considerarlas “tímidas”, jaleando la revuelta social pero sin decir lo que su vademécum político contiene: más recortes, más precariedad y más ajustes en beneficio de los mismos, relegando a la clase trabajadora a mera observadora y sujeto pasivo receptor de meras miserias de supervivencia. Del consumismo desaforado se pasa a la supervivencia, y esto parece ser aceptado sin que se produzcan ( como en Grecia o Gran Bretaña) revueltas sociales de relevancia pese a la progresiva perdida de derechos sociales. Esta resignación social, que provoca tantos análisis es el resultado de años de sometimiento a un sistema que está convirtiendo a l@s ciudadan@s en consumidores y a l@s consumidores en estadísticas de rentabilidad.

Los mercados, ese ente cuyos intereses nadie conoce pero con un poder ilimitado (así lo consideran l@s ciudadan@s en el último barómetro del CIS: los bancos son más poderosos que el gobierno), aplaude pero susurra al oído de los gobierno bajo vigilancia que, o se aplican en el desarrollo de las reformas pendientes (pensiones, reformas fiscales, etc.) o la paciencia de los especuladores se acabará. Esto, inevitablemente (no porque no pueda evitarse sino porque no estamos en condiciones de hacerlo, dado el precario apoyo a las organizaciones sindicales y a la disciplina que atenaza  al grupo parlamentario que apoya al gobierno) dará paso a medidas de ajuste que precarizarán más si cabe la situación social y económica de las clases populares. La privatización del 49% de AENA, la privatización del 30% del organismo Nacional de Loterías, la reducción progresiva de las empresas públicas, e la no derogación de la Ley 15/97 sobre habilitación de nuevas formas de Gestión del sistema de Salud (privatización),  la supresión de la ayuda de los 426 euros a los parad@s, etc. Esto  va a situarnos en una dramática situación que requiere, en mi opinión, un reforzamiento de las posiciones alternativas que proponen la recuperación de políticas progresistas; de políticas con clara orientación socialdemócrata. Estas posiciones deben ser visualizadas por la ciudadanía como la única alternativa de lucha contra el neoliberalismo pues, la solución del voto a la derecha ( que se está planteando la sociedad, junto a la desidia electoral) únicamente profundizaría la precariedad y la descohesión social ( un objetivo prioritario para el principal partido de la involución política que aparece en todas las encuestas como la “alternativa” de la sociedad, pese a todo, gracias a la despolitización y la ausencia de ideología que demuestra el principal partido del arco electoral de la izquierda: el PSOE). 

Izquierda Socialista, que rotundamente no es un reducto de frustrados y rencorosos, debe convertirse, invitablemente en un instrumento para ser utilizado por l@s socialistas, por l@s trabajadores conscientes de su papel político en la transformación de la sociedad. Debemos plantearnos una estratégia que, con lealtad a la democracia y a los principios del socialismo, establezca el cómo, el porqué y el para qué. Y digo lealtad, entendiéndo ésta no como sometimiento a una disciplina impuesta por intereses electorales, sino como respeto a las decisiones democráticas, a los programas y a los acuerdos pero siempre desde ese sentido crítico que nos caracteriza, ejerciéndo el derecho a la discrepancia ideológica frente al pensamiento único que plantea la ferrea premisa de "prietas las filas". 

El trabajo que en principio deberiamos desarrollar debe tener como objetivo  la información, la formación y la profundización de la democracia. Evidentemente otras voces claman por el fortalecimiento de posiciones “más de izquierdas” pero, en mi opinión, únicamente vendría a incidir en una mayor atomización de las opciones electorales de la izquierda,  con el consiguiente y evidente beneficio para la derecha económica y política. No creo que situar en el parlamento a un determinado número de diputados "más de izquierdas" logre reconducir la posición política del PSOE. La inversión de la situación actual, de una forma democrática, pasa por el crecimiento cuantitativo y cualitativo de una izquierda socialista, pero en el seno del Partido Socialista.
La lucha, en mi opinión,  debería centrarse en incitar, siempre sobre la base del debate democrático,  a la clase trabajadora a practicar un claro entrismo en el Partido Socialista con un objetivo claro: sumar frente al hoy dominante sector socioliberal. De esta manera podremos plantearnos la utilidad de la militancia. De otro modo, la frustración nos situará, día sí y día también, en el abandono o la resignación, y eso es poco propio en el espíritu que hoy por hoy representamos y las ideas que decimos defender.

Para terminar. Si somos capaces de superar la "muerte de análisis" a la que parecemos estar condenados. Si somos capaces de ser practic@s y pragmáticos en nuestros objetivos. Si demostramos a la sociedad que la lealtad no está reñida con la discrepancia, que lo que se "vende" como división es debate democrático,  solo entonces estaremos en posición de ofrecer a la sociedad ese cambio que exige , ese giro de izquierdas, con sensatez y responsabilidad que piden l@s trabajadores y trabajadoras.
Tenemos tiempo y tenemos ganas de luchar. No sería propio como antes decia, que l@s socialistas nos resignásemos a sobrevivir en ese limbo ideológico, de esa alternancia perversa entre la derecha y las políticas de derechas realizadas por la izquierda. Creo que la vitalidad de Izquierda Socialista está fuera de toda duda, por lo que...¿a qué esperamos para ponernos a trabajar en la construcción de la alternativa?. 

Ni nos doblaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar

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