SINDROME ROJO Y GUALDA.

En estos días en los que la "roja" pone frente al televisor a millones de españoles, los que están ( estamos) en política , y más los que defendemos unos principios y un ideario de izquierdas, socialista y republicano, deberíamos parar a reflexionar sobre el efecto "rojo y gualda".

Es cierto, yo cuando veo la bandera me erizo, me entra un nosequé. El trauma de la imposición de la misma bandera con la que los golpistas masacraron al legítimo gobierno de España, pesa todavía mucho. Es cierto, el fútbol es un deporte donde juegan veintido millonarios que poco o nada tienen que ver con l@s trabajadores y trabajadoras que, cara pintada y camiseta rojo en ristre se emocionan con su deporte. Es cierto, la maquinaria del "pan y fútbol" hace que las mentes de la clase trabajadora  no se centren en lo importante y en cómo resolverlo de forma colectiva. Es cierto. Pero el otro día, viniendo en el coche con mis hijas, venían contando banderas bicolor por las calles y pensé que, ellas, creo que afortunadamente, no sufrirán el trauma de no sentirse representado por su bandera...siempre y cuando se normalice y haga justicia con los que lucharon por la legítima, la tricolor, la que representa los valores de igualdad y fraternidad. Eso es lo que creo y espero. Tengo la esperanza que todo no se quede en un acto festivo ( que lo es), en un espectáculo ( que lo es)...espero que el legítimo sentimiento de pertenencia que propicia el deporte del balón a cuadros y, sobre todo la camiseta roja, se aproveche para superar traumas y cohesionar a una sociedad que lo necesita. 

Por otro lado, también tengo que decir que, al igual que a nosotros nos impusieron la bandera y ese espeluznante himno, impulsemos, desde todos los ámbitos desde donde actuemos, desde los partidos y colectivos sociales, un proceso de reflexión sobre el sentimiento de sentirse español en base a unos principios y no solo a una camiseta o un balón. Si lo conseguimos, habremos evitado a nuestros hijos la herencia de un trauma difícil de digerir, por mucha semifinal que se juegue. 

No obstante, espero que el espectáculo sea interesante y divertido. Espero que todos y todas disfrutemos sintiéndonos unidos por una pelota, pero demos sentido a ese sentimiento y construyamos, de nuevo, unos valores de los que podamos sentirnos orgullosos y orgullosas.

Finalmente, ¿no habéis oído a lo largo de una retransmisión deportiva multitudinaria expresiones racistas y xenofobas hacia el adversario?. Esa, es una de las cosas que me aparta del espectáculo ( las palabras negro, sudaca, etc surgen habitualmente...) y que es un peligroso síntoma de que, a pesar de sentirnos parte de un colectivo llamado Estado Español, todavía tenemos mucho que trabajar para que el concepto de ser humano esté por encima del de la raza o la procedencia. 

Salud y socialismo. Una sola raza: la clase trabajadora.